Le debía un Beneixamazo a mi amigo Rafa así que, sabiendo que unos cuantos Mataos realizaríamos una escapadita a tan fantástico lugar para cerrar el año, le invité a que compartiera la mañana con nosotros. No lo dudó, cada vez está más cerca de conseguir el carné de Matao, la parte del almuerzo la tiene dominada.
Él siempre ha conocido la versión alcoyana de Beneixama, es decir, sendas y más sendas, para arriba o para abajo, independientemente del pateo que pueda provocar, y es que debe dar urticaria el asfalto en Alcoy, de tanto que lo evitan.
La Matao’s way of bike es un tanto distinta, ni mejor ni peor, bajamos lo mismo pero tratamos de hacer más llevaderas las subidas. Algunos dirán que somos un poco más comodones, no van faltos de razón. También estamos un poco más locos, no llevamos protes, no por valentía sino por falta de sentido común. Nunca fuimos sobrados de ello.
Por tanto, quisimos presentarle a Rafa nuestra versión de Beneixama, que quedó bastante cerrada hace tres semanas, cuando Elías y yo realizamos escapada para perfilar la ruta con dos pruebas que resultaron un éxito. Hoy hemos descubierto que todavía podemos sustituir un corto tramo de pista por senda, siempre se puede hacer mejor, es lo bonito de esto.
Por tanto, a poco más de las ocho de la mañana, nueve Mataos, entre ellos un bocairentino, iniciaron la ruta subiendo el alt del Moro por cinco cómodos kilómetros de carreterita local que sirvieron para ir calentando las piernas y charlar con tranquilidad. Como siempre, los Santa’s encabezaban el pelotón unos metros por delante, es costumbre familiar, comenzar como cohetes, equivocarse en un par de cruces y acabar fundidos. Lo dan todo, así son de generosos, también en su esfuerzo.
Una vez en la montaña, tramo de pisteo con paso por sendas a la altura del Refugi de Rita buscando el barranc del Toll, muy cercano al Alt dels Tres Pinets, por el que finalizaríamos el día. Apenas ha salido el sol, el terreno sigue muy húmedo y la piedra mojada.
Ello provocó un titubeante inicio en el descenso del Toll, que empieza con una losa en el que la rueda trasera pierde grip y con un Ricardo con ganas de emular su última afición, el trail-running, saliendo por las orejas en un escalón con la habilidad suficiente como para salir corriendo por encima del manillar en lugar de imitar al superhéroe de los calzoncillos rojos. Su dentista tendrá unas tranquilas navidades, y más pobres.
Tras el susto seguimos bajando, la trialera es sencilla y muy divertida, solo tiene un par de tramos de cierta complicación pero nada del otro mundo; finaliza con velocidad y escalones sobre senda muy estrecha que hace fantástico el descenso. Al final llegaron todos muy contentos excepto Clemente, algo más serio tras enganchar manillar en tronco de pino y darse un revolcón, afortunadamente sin consecuencias. Los manillares anchos los carga el dentista de Ricardo.
Tras finalizar la bajada, volvemos a entrar en barranco, esta vez en subida buscando la Font de la Duenya, barranco muy entretenido y del gusto ilicitano al que ahorramos el tramo que no se puede ciclar por corto desvío por pista y senda paralela. Lo mojado de las piedras le daba un interesante puntito de emoción, otros dirán que de estrés. Todo es cuestión de la habilidad del biker.
Desvío a la derecha hacia la Font de la Duenya y, de repente, comprobamos que lo que era una senda estrecha y técnica con un par de pasos de porteo, se ha convertido en una autopista de dos carriles fruto del paso de maquinaria pesada que se lo ha llevado todo por delante, destruyendo una fantástica senda. A ver a quién le echan la culpa ahora los integristas de las sendas, todavía no hay bicis con orugas.
Tras esta tristísima llegada a la Font, fotos de rigor y división del grupo en dos, los más frikys, que llegaríamos a la pista que lleva al Fontipark por senda, y los más comodones o con fuerzas más escasas, que lo harían por pista. La senda está fenomenal aunque tiene un corto tramo de pateo al final, que se hace más o menos largo en función de la habilidad, fuerza y suerte del biker. A Ginés y a mí nos fue bastante bien y solo pateamos diez metros.
Ya en la pista, giro a la izquierda camino del Fontipark, por pista nosotros, por senda Julio, Juanan y Rafa, a la que me apunté a mitad de la misma. Sin duda queda incorporada a la ruta, otro cacho de pista que nos quitamos.
Dejo continuar al grupo a la entrada al Fontipark para esperar a Rafa, que cambia las pilas a uno de sus GPS’s, lleva dos, todavía no se fía demasiado de su nueva adquisición y lleva el antiguo a su lado esperando, imagino, que el viejo le explique al nuevo cómo dar bien las coordenadas. La experiencia es un grado.
Así que, iniciamos la bajada tranquilos y en último lugar, alcanzando pronto a Julio, que se había parado a advertirnos de una losa muy resbaladiza. La bajada es fantástica, muy larga, con un inicio técnico sobre muchas rocas, similar al comienzo del DH de Castalla para luego convertirse en trialera más convencional pero no menos divertida. Con sus escalones, raíces, tramos de cierto compromiso….
Una gozada con la que fuimos cogiendo al grupo y pasándolo en los tramos comprometidos, con un Rafa pletórico a mi espalda al que solo se le escuchaba gritar….cómo traga….cómo traga….menos mal que el entorno era el que era, en otro lugar habría sido mucho más comprometida la frase.
Y todo ello lo gritaba mientras reía poseído por el dios de las trialeras, riendo mucho más al final cuando comprobó que no había abierto del todo el Twinlock, realizando la bajada en modo “trail”. Yo creo que lo hizo a propósito, por no abusar de nosotros, es buen tipo este tane.
Finalizamos el descenso con Ricardo, Elías y Ginés esperándonos entusiasmados por el bajadón. Yo solté la bici y fui a fotear al resto, que salió movido en su mayoría, engorilamento y foto chula con poca luz, son enemigos acérrimos. Mucho más si el conocimiento del que dispara es escaso.
Una vez abajo, tramo de pisteo salpicado por algún corto tramo de senda, siempre entretenido, en busca de la que conduce a la entrada al barranc que lleva a la Font del Nano.
Senda divertida como siempre, con un inicio más empinado hasta entrada en zona de curveo constante salpicado de divertidos escalones que hacen las delicias de todos hasta llegada a tramo con fuerte reguero central que hizo disminuir la velocidad, nunca la diversión, hasta la salida a pista, todos con las caras llenas de euforia.
Y quedaban infinidad de sendas por hacer puesto que, tras corto remonte por pista, entramos en barranco chulísimo con algún corto tramo de porteo que te lleva a la Font del Nano, la senda es preciosa, verde, cerrada, una pasada.
Foto de rigor con Elías comiendo dátiles y retomamos la ruta hacia la Font dels Gamellons, que se inicia con cierta facilidad hasta llegar a zona donde la pendiente aumenta al mismo ritmo con que se pierde la ciclabilidad. Esta vez no estaba tan bien como tres semanas antes y no logré ciclar tanto, o no había tanto grip, o estaba más flojo y desconfiado. Probablemente las tres cosas.
Llegada als Gamellons y más fotos para dejar recuerdo de nuestro paso e iniciar un largo ascenso hasta la pista de la que sale la senda al Refugi de Castellò. La subida comienza por cómoda pista hasta la Casa dels Enginyers, continua por preciosa y larga senda que a alguno se le atraganta y que fue aprovechada para realizar la tradicional foto bajo la pared de piedra.
Ya al final de la senda, dejo la bici para buscar a los que llegan para fotearlos comprobando, en mi regreso, que mi roja Trigger se ha convertido en una negra Foxy, aprovechando el trueque para comprobar que esa bici es más ligera pero me faltarían unos cuantos piñones traseros para moverla con soltura….o mejor un plato más…..y que la Lefty tiene un recorrido inicial infinitamente más sensible. No estaría mal probarla en una trialera y ver qué tal se porta ahí.
Bajada al Refugi de Castellò tras Ricardo, cómoda y sencilla, no tiene más complicación que la gran cantidad de piedra suelta que tiene para dejarnos caer a la pista. Tras lo cual volví rápidamente a echar unas fantásticas fotos a los que iban llegando. Salieron muy chulas.
Y ya solo quedaba el ascenso hacia el Alt dels Tres Pinets, por pista y cementada que se le atragantó a más de uno pero que, sin duda, es muchísimo más cómoda que la del barranc del Toll. Una vez arriba, esperamos a los demás mientras Juan sube a la torre de vigía, esperando cual princesita la llegada del príncipe valiente a su rescate. Al final fue su hijo quien tuvo que ir a salvarlo. Los años no perdonan y el relevo generacional se acerca cada vez más.
Mientras contemplamos las vistas y esperamos a que Rafa se ponga las protes, el único con el conocimiento suficiente como para traérselas, el resto del grupo inicia el descenso, con la esperanza vana en que “los lobos” no los cogiésemos. Juan salió el primero confiado en que esta vez sí, no lo alcanzaríamos. La esperanza es lo único que se pierde.
Quedamos al final, Ricardo, Julio, Rafa y yo, que empezamos con alegría el tramo inicial de llaneo sobre la cresta, cabalgando entre piedras. Ya en este tramo alcanzamos al grupo encabezado por Elías e iniciamos el descenso con ellos.
Pasamos el tramo técnico que hay entre dos rocas, la primera a pata puesto que es una entrada en fuerte escalón en V entre dos piedras que no tienes claro si golpearás el cuadro pero que intentaremos en el futuro para enlazar vertical bajada por losa corta y divertida.
Seguimos el trenecito hasta la llegada del punto fuerte del día, el triple escalón con senda que sale en perpendicular al que nunca le había tirado y que, sin duda, era el objetivo de hoy. Ya he dicho en alguna ocasión que Esther, la reina del enduro alcoyano, nos hace mejores, nos empuja a superar nuestros límites. En la última visita de los Bikers de l’Alcoià a Beneixama, vi que ella había conseguido bajar por allí y, no había duda, lo tenía que intentar.
Todo fue mucho más fácil llevando a Ricardo por delante que, aprovechando que el resto del grupo paró ante el obstáculo, adelantamos a todos los que llevábamos delante y le tiramos sin dudar, pasando con relativa facilidad, una vez hecha la entrada muy abierta y cogiendo la piedra en diagonal, llevando cierto cuidado en meter la rueda delantera en el sitio justo en el tercer escalón que es, para mí, lo más complicado.
Henchidos de felicidad, seguimos la bajada, esta vez a nuestro ritmo y totalmente desatados por la satisfacción del paso realizado. Comencé a reír como un poseso, totalmente atrapado en un éxtasis endurero que se alcanza muy pocas veces. Apretamos y bajamos a toda máquina, gritando sin parar hasta alcanzar rápidamente a Juan, que ya pensaba que llegaría abajo sin que lo cogieran.
Comenzamos a gritarle “cariñosamente” para que nos cediera el paso, apretó el ritmo para evitarlo pero el destino hizo su papel y tuvo que dejarnos pasar ante la presión de los lobos, que ya mordían su rueda trasera a dentelladas.
Entramos Ricardo y yo en la parte final, la de los zig-zags, totalmente desatados y entusiasmados, finalizando con una tremenda felicidad. Hacía seis años y medio que no pasaba por aquí, algo imperdonable pero, claro, es que también está la senda del Pontal y está genial. Dos fantásticas trialeras con las que terminar esta grandiosa ruta.
Y de ahí, a los coches y a almorzar, en un bar donde nos despedimos deseándonos un fantástico año nuevo lleno de felicidad y grandes rutas a compartir.
Por mi parte, ha sido la coronación de un grandioso año, que ha pasado muchas por Morella, Enduroland, el Pirineo Aragonés y, cómo no, los Alpes. El listón ha quedado muy alto y está difícil de mejorar pero, bueno, no pierdo la esperanza.
Feliz Año Nuevo a todos !!! Nos vemos en las sendas !!!
Ací es poden vorer la resta de fotos. https://www.facebook.com/rafel.vidaltipotane/media_set?set=a.10155768984706138.1073741918.560231137&type=3&uploaded=12
Per la meua part, ruta que tanca l'any. Enguany amb quasi 1.100 km mes que l'any passat, cosa que ha fet que puguera divertir-me molt mes. Sobretot amb esta fenomenal penya d'Elx que sempre em tracten de meravella. MATAOS FOREVER!!!!
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