Para otros, además de disfrutar de recorridos y bici, su objetivo primordial es disfrutar con sus amigos, la pandilla de siempre, reírse los unos de los otros y, no podemos negarlo, pegarse un almuerzo-homenaje al calor de unos chupitos que calientan la sangre y elevan el espíritu. Así hay cantidad de grupos ciclistas, “Los Mataos” y el “Club Ciclista Bocairent”, ambos muy grandes, ambos indispensables para fomentar este fantástico deporte entre los jóvenes que empiezan, sin ellos muchos de nosotros no hubiéramos descubierto este deporte que nos insufla vida semana tras semana.
Ya me había invitado Rafa en alguna ocasión a apuntarme a la ruta anual del “Conill Espatarrat”, organizada por el Club Ciclista Bocairent, su club local, no había podido ser hasta ahora pero no podía dejarlo más, estaba harto de verlo colgar fotos del suculento conejo al horno y de imaginármelo zampándoselo con los carrillos llenos, la envidia es mala, lo sé, pero que se lo expliquen a mi estómago y mis glándulas salivales, que no entienden de estas cosas…
Por tanto, a las ocho de la mañana estaba en la sede del Club Ciclista Bocairent, junto al polideportivo local. Teniendo la Trigger con la Lefty y amortiguador pasando revisión, me presenté con la Stumpy, previendo ruta sin demasiadas complicaciones. Afortunadamente así fue, con esta bici he pasado grandes momentos y cumplió su papel pero, qué quieren que les diga, deseando estoy volver a Trigger, la diferencia de estabilidad, agarre y comodidad es estratosférica.
Nos saludamos y realizamos las oportunas presentaciones: Rafa (més tocat que una) “Campana”, presidente y entusiasta del club, con un anecdotario más extenso que las excusas de un piloto malo, imposible aburrirse a su lado. Estaba Santiago, el capitán moro de Bocairent, el “això ho pague jo” previo recuento de asistentes y dinero en el bolsillo, no sea que no llegue.
Quelo, el motero amante de las ruedas gordas, tanto que lleva una fatbike porque no sabe ir con esos neumáticos tan estrechitos que hacen…eso sí, la bici es totalmente rígida, para darle emoción al asunto, un crack. Hablé con Pepe, el “jovencitos a mí”, casi 69 años y dando leña, un rayo en el llano y nostálgico de los 90 btteros; solo hay que ver sus guantes de invierno, de museo. Seguro que Tinker Juárez llevó unos iguales.
Estaba Moliner, no hay ciclista más orgulloso y cruel con su bici, se la deja a todo el mundo para que la pruebe y se enamore, arrancándosela después sin compasión dejando al afectado sumido en profunda depresión. Sube y baja que se las pela.
También estaba José María, el todoterreno de la Scott, no destaca en nada pero se defiende bien en todo. Parece que no está pero siempre lo tienes ahí….en catequesis nos decía que Dios hacía lo mismo, ahí es nada.
Y, cómo no, mi gran amigo Rafa, orgulloso como poco de sus raíces y de su pueblo. Se nota que más que un club, son un grupo de amigos en bici….”Mes que un club, un puticlub !!!”, se oyó decir por allí.
La llegada de Santi supuso un gran tumulto al aparecer con una bici eléctrica, la primera del grupo; sufrió tremendo ostión dos meses atrás dejándose varias costillas en el asfalto y hoy era su reaparición, en ruta de unos 62 kms y casi 1.300 metros de desnivel, suficiente para ver la necesidad de alquilar una eléctrica con la que no sufrir demasiado. Tengo la impresión de que esa bici no vuelve a la tienda, quedará secuestrada y el tendero recibirá nota por debajo del mostrador exigiendo rescate o intercambio por otra más nueva.
Iniciamos la marcha por carreterita vecinal camino de Alfafara, en ligero descenso que mete el frío en el cuerpo, salí con 18° de Elche y aquí, hora y media más tarde, estamos en la mitad, sin apenas abrigo, quina gelor. El que no tenía frio ninguno era Santi, que iba flipando con la eléctrica, entusiasmado pedaleando adelante y atrás, contándole a todo el mundo lo cómodo que iba, con una sonrisa de oreja a oreja que no abandonaría en toda la mañana. Nada hay más fuerte que la fe de un converso.
Pasamos Alfafara y abandonamos la carretera para pasar junto a la Ermita de la Verge de la Llum, ya por pista que pasa junto al Mas del Batlle y el hotel rural del mismo nombre, giramos a la izquierda y la subida se pone seria, cortita pero con varias rampas calentonas hacia el Pla dels Carros. Me sorprende el ritmo, son veteranos pero es muy vivo.
Una vez arriba, primera trialera del día, con un primer tramo con buena pendiente y divertidas curvas, todas ciclables, muy divertido pero echo mucho de menos la Trigger, por lo que solo aspiro a seguir a Moliner a una cómoda distancia.
La senda conecta con la dels enginyers, que seguimos un tramo, llana pero con unas fantásticas vistas, senderazo de categoría. Moliner insiste en dejarle su bici a Rafa para que la pruebe, si ya estaba convencido de cambiarla pronto, ahora ni te cuento….a la única que queda por convencer es a su mujer para la que tiene preparada estrategia, espero le funcione o tenga a mano el desfibrilador en cuanto la lleve a cabo, matarla de un susto para que acceda a comprar lo que uno realmente quiere es una estrategia arriesgada. Por si las moscas hazle un buen seguro de vida antes de que te lo haga ella.
Reagrupamos al final de la senda, aprovechando para llamar al bar para encargar la comida, produciéndose una alegre subasta de conills espatarrats i pollastres, pon dos conills i un pollastre….no, mejor dos y dos…..tres conills i dos pollastres….animal, que somos ocho….no hay huevos….qué no…..menos mal que Campana llevaba el teléfono e hizo valer su cargo, declaró inconstitucionales las dos últimas propuestas y cerró la subasta en dos conills i un pollastre. De haberse revelado alguien, le hubiera declarado 155….días castigado sin almuerzo.
Seguimos por pista a la Covalta, a cuya altura giramos a la izquierda para seguir sendeando por el barranc del Naixement, muy divertido todo, la ruta está genial. De vez en cuando, Rafa, Moliner y yo hacemos cortas escapadas por senda para enlazar con el resto del grupo un poco más adelante, por lo que lo pasamos genial.
Ya en el último tramo, antes de salir a la entrada de Atzeneta d’Albaida, Moliner insiste en que pruebe su bici, una Stumpy de 29” y 130 mm del año pasado. No pude dejar escapar tan amable invitación y la monté un poquito, retornando a las geometrías actuales y con tija-pija, un alivio importante respecto a mi Stumpy del 2008. Costó lo suyo que volviera a su dueño, mi boca le decía una cosa pero mis manos hacían otra.
Tras recuperar su bici a tirones, puesto que mis dedos no la soltaban, retomamos la marcha cruzando Atzeneta para encontrarnos con el resto antes del inicio del ascenso al Benicadell, donde comenzaron todos a quitarse ropa puesto que empezaba a hacer el calor, yo me ahorré el trabajo, solo me había traído unos tristes manguitos de verano.
El grupo sube por la pista que ya conocemos algunos “Mataos”, los trialeros subimos por la senda de la Nevera, sumándose a nosotros Santi, que con la eléctrica necesita más rock’n’roll y sube sin despeinarse, figurada y literalmente, no se despeina nunca, ni puede. La senda es bonita, mucho mejor que la pista, apuntada queda.
Una vez arriba esperamos la llegada del resto del grupo para seguir hacia la Creu del Benicadell de forma directa, no como los “Mataos” que bajamos para volver a subir por el duro sendero de las zetas cuyo nombre Rafa conoce pero mi limitada mente no almacena. Quedo con él y subimos tranquilamente para, una vez en la cruz, reagrupar y fotear mientras disfrutamos de unas fantásticas vistas.
Seguimos la pista de la umbría del Benicadell, pasando junto a la Font Freda, mientras aprovecho para ir preguntando a Moliner sobre la ciclabilidad de algunas trialeras que se ven, recibiendo contestación favorable en todas ellas, que deberé incorporar a alguna de nuestras rutas. Avisados quedan “Los Mataos”.
Pasamos la entrada a la trialera de les Fontetes, la salida de la bajada de la Cava del Benicadell, y hacemos parada en la famosa piedra donde foteamos a Julio todos los años, decidiendo que los trialeros subiríamos hasta la senda de “La Gota”, junto a la de “Marjaletes”, aquella por la que “Los Mataos” subimos desde Beniarrés. Haremos el mismo camino pero en sentido contrario.
Fue una lástima encontrar un grupo que entraba a la senda al mismo tiempo que nosotros, Moliner estuvo vivo, apretó y pudo entrar en cabeza, quedando Rafa y yo atrapados en el medio; los bikers iban flipando con la senda mientras nosotros bostezábamos buscando un lugar donde poder adelantar.
Afortunadamente, pararon en el único desvío de la senda a reagrupar, aprovechando nosotros para pasar delante y, ahora sí, dejarnos caer a toda máquina; la senda es muy ciclable y divertida, sobre todo en el tramo de las zetas.
Aproveché la salida a la pista para echarle una buena foto a Rafa, digna de su book particular; ya le va pillando el tranquillo a eso de posar, se está convirtiendo, cada vez más, en un auténtico “Matao” de póster, Ginés ya tiene quien le dispute su puesto de modelo ciclista. Fue una lástima no tener ninguna de Moliner pero, ya se sabe, si quieres foto ponte detrás del que las hace, delante se disfruta mucho más pero no hay recuerdo. Todo no se puede tener en la vida.
Esperamos al resto del grupo e iniciamos el descenso a Beniarrés, por pista rápida con un par divertidas curvas hormigonadas que hacen nuestras delicias. De Beniarrés a Gaianes por carreterita vecinal, muy tranquila, llegando al bar a las 11:45 para darle un susto al dueño del bar por lo pronto de nuestra llegada e iniciar el almuerzo-comida más largo de la historia; “Los Mataos” tenemos mucho que aprender de ellos, somos unos principiantes a su lado.
Las más de cuatro horas de bar fueron enteramente aprovechadas para realizar un picoteo inicial, con cacahuetes, cazuela de ciervo y ensalada, zamparnos dos fantásticos conejos y un pollo al horno fenomenal, con unas patatas de escándalo, cerrados con cafeses y cantidad de chupitos de digestivo herbero o lo que se quisiera. Siempre se habla de lo buenas que son las infusiones para las pesadas comilonas pero aquí se piensan que metiéndolas en alcohol mantienen esa propiedad.
Tras todo esto, aprovechando que éramos pocos y habiendo contado los euros de su monedero, Santi se echó adelante y dijo que invitaba a todo el grupo a cubatas, o helado el que quisiera. El capitán moro fue muy valiente pero con veinte tíos en la mesa seguro que se hubiera escondido en algún rincón. Así fue como ganamos los cristianos. De todos modos, muy agradecidos quedamos, el próximo año que vengan más.
Lo mejor de toda la comilona, fueron las risas y conversaciones que fueron surgiendo a lo largo del extenso ágape, se veía un ambiente fenomenal y muy sano, quizá echaban de menos un poquito más de gente pero “Los Mataos” sabemos por experiencia propia que es cuestión de rachas, volverán los ausentes bikers a probar el conill espatarrat, o convenzan a los organizadores del trail de Mariola para que cambien de fecha, una putada que fuera al día siguiente, seguro que se cobró varias bajas.
Fue curioso comprobar cómo los cubatas incrementaban el cariño de los ya de por sí, buenos compañeros, hubo un par que con dos gintonics más hubieran acabado abrazados y dándose besitos; quizá fuera el agradecimiento del presidente al capitán por tan amable invitación. Casi les pedimos un hotel para que tuvieran privacidad suficiente.
A las 15:45 abandonábamos el bar, con décimo de navidad que promete rotura de stock de eléctricas en las tiendas de la comarca. El descubrimiento de espada mora en el garaje donde dejamos las bicis fue aprovechado para realizar foto grupal del capitán encabezando nuestra filà. Al vernos con el espadón en mano, el voluntario se presentó rápidamente a echarnos la instantánea.
La vuelta a casa comienza tranquila, intentando calentar las piernas, frías tras tanto descanso. Transcurre por carreteras vecinales para pasar por encima de la autovía e internarnos en senda junto al rio Agres, muy chula y con dos o tres pasos interesantes. El lugar es muy bonito, comentando los compañeros que han tenido que volver a abrir la senda tras diversos corrimientos provocados por las lluvias de principio de año.
Enlazamos con la Vía Verde de Alcoy, aunque en sentido contrario, a un ritmo tranquilo que aprovechamos para ir charlando unos con otros, Quelo y Campana me cuentan anécdotas del lugar e historia del grupo, voy muy entretenido charlando con unos y otros, esperando el tremendo hachazo del que Rafa me ha hablado. Parece ser que al final se inicia una guerra sin cuartel en la que no hay prisioneros y mariquita el último.
Pensando que estamos en la calma que precede a la tempestad, vamos haciendo ruta y, antes de darme cuenta, ya estamos deshaciendo el camino inicial; al parecer no han venido los gallos que revientan el grupo al final. Hoy no vino su Agustín y solo hay ganas de pasarlo bien.
El que lo pasaba fenomenal era Santi, con su perpetua sonrisa, que aprovechaba cualquier repecho para ir remolcando a los compañeros, a veces de dos en dos. En una ocasión me ví acelerando sin dar pedales camino del espacio exterior hasta que escuche su sonrisa y comprendí lo que pasaba. Por un momento pensé que estaba siendo abducido por extraterrestres.
El último tramo lo pasé charlando tranquilamente con Pepe hasta el Polideportivo y la sede del club, momento que aprovecha Quelo para decirme por lo bajini…..¿Te gusta bajar?....supongo que ver las comisuras de mis labios tocando las dos orejas fue respuesta suficiente, me hizo subir una corta rampa y me tiró por otra de muchísima más pendiente atravesada por un par de raíces molonas que le puso la guinda a tan fantástico pastel. Una lástima no haberlo sabido antes porque le hubiera hecho un fotón de escándalo.
Ya en el club, mientras el resto no dejaba de probar y flipar con la eléctrica, fui invitado a unos refrescos y estuvimos hablando para que nos devolvieran la visita a Elche, lo cual sería fenomenal aunque, señores “Mataos”, el listón del almuerzo está muy alto, habrá que encargar paella en el Simón que con un bocata no lo arreglamos…
Me despedí entre abrazos y apretones de manos, tras invitarme a sus fiestas de Moros en febrero, a las copas, merienda y cena…..me fui cuando estaban a punto de ponerme un piso y nombrarme hijo predilecto de Bocairent, un ratito más y me nombran primer ministro o capitán general, así de grande es esta gente. “Mes que un club…un puticlub!!!”.
Un grandísimo placer compartir la mañana con vosotros, sin duda volveré, como muy tarde para la paella en Gandía….y veremos cuántas eléctricas habrá entonces, en Elche empiezan a faltar enchufes y los sábados por la noche baja la tensión en la línea, que no soporta tanta batería cargando.