26/2/18

La Nucia

Ahir va tocar eixir amb la moto. Al final ens vam ajuntar un bon grup. Anem cap a Alfarrasí, Atzeneta i Cocentaina on ens desviem cap a Benilloba, Benasau, Confrides, Benimantell i La Nucia on vam parar a esmorzar al lloc de costum.

Molt tendra la carn, no era una sola d'espardenya.

Després continuem la ruta cap a Callosa, Bolulla, Tàrbena, Castell de Castells, Famoca, Fageca, Benimasot, Balones, Gorga, Millena i Cocentaina. On Juanvi i jo agarrem l'autovia i directes cap a casa per arribar prompte.
El mapa de la ruta.

25/2/18

Ricote

Se trata de una de esas rutas de “Los Mataos” que no te puedes perder en su visita anual, lugar espectacular tanto por sus sendas como por sus fantásticas vistas y entorno, en los también numerosos kilómetros de pista.

Eran poco más de las ocho cuando llegábamos al lugar de salida, donde nos esperaba un impaciente bocairentino con ganas de rock’n’roll, no salió defraudado puesto que, uno de los puntos fuertes de la ruta es su apoteósico final. De las mejores y más divertidas sendas que podáis hacer, os lo aseguro.

Mientras desmontamos las bicis de los coches, se comprueba el mimo con el que alguno trata a la suya: Luis le ha puesto una mantita a la batería de su eléctrica para que no pase frío y se constipe, pobrecita. Se justifica explicando que así la carga dura más pero, en cuanto me di la vuelta, le vi darle un besito a la querida. Espero su mujer no sea celosa.

A poco más de las ocho y cuarto empezamos a marchar, con ganas puesto que hacía un fresquito interesante, como bien indicaban las puntas de los dedos. Vamos atravesando el pueblo cuesta arriba, salimos y nos metemos inmediatamente en una senda que rodea la montaña a cuyos pies está Ricote.

Tras este corto tramo ascendente, pequeña y divertida bajada por el lado de la umbría, que nos permite disfrutar de una fantástica vista del embalse de Ojós y la población de Blanca, hoy menos visibles por un humo que lo envolvía todo y que nos acompañaba desde Santomera, espero no fuera muy grave el incendio.



A nosotros nos parecía más grave lo que marcaban los termómetros en esta zona, por debajo de cero grados indicaban los GPS’s. El frío se había bajado a los pies, ya saben que es más pesado que el caliente.

Tras este entretenido inicio, llegan nueve kilómetros de pisteo, con un pequeño tramo de asfalto, siempre en ascenso hasta la entrada a la senda que nos lleva al Collado de la Madera. Se trata de un tramo que recuerda a la subida al Collado Bermejo de Sierra Espuña, puesto que el ascenso es suave y el firme muy bueno, siempre rodeados de un precioso entorno, mucho bosque a la izquierda, precioso valle y vistas a la derecha.

Tramo que se hizo mucho más ameno por las continuas burlas y bromas en el grupo, en las que Salva era un ferviente participante. Por cierto, me encantó su eléctrica, tiene una batería que apenas se distingue y, además, se parece mucho a su bici analógica.

Por el camino se decidió que, dado que estamos en periodo de premios cinematográficos, vamos a instaurar el galardón al mejor actor entre “Los Mataos”, aquellos que nos hacen creer que les cuesta mucho esfuerzo subir y no sudan ni gota, estando el favorito entre los eléctricos, y aquellos que parecen pro’s en las bajadas pero que tampoco es para tanto.

Por aclamación popular, hay dos claros destacados, el Presi en el primer caso, Marcos en el segundo, que siempre apoya el culo en rueda trasera en cuanto hay cámara cerca aunque estemos cuesta arriba. Están algo sobreactuados los dos.

Por cierto, tengo la impresión de que un nuevo integrante está a punto de ingresar en el sector del ion-litio, Nicolás, que no puede salir todo lo que quisiera y siempre va corto de forma. Hoy le dejó Domingo su Focus durante media ruta y quedó encantado, no tardará en pasar al otro lado. Mira que le insistimos en que no se esforzara demasiado y le diera mucho al “Turbo”, pero al final dejó batería suficiente al dueño para que pudiera acabar la ruta con nosotros, y eso que su almacén energético no iba abrigado.

Decidimos realizar la entrada a la senda al Collado de la Madera un poco antes de lo habitual, por un corto tramo que desconocíamos y que nos ahorra un kilómetro más de pista pese a que nos perdamos cuatro zetas entrando por el lugar habitual. Será cuestión de gustos el repetirlo así o no.

En este punto, partimos el grupo en dos, quedamos los ocho trialeros para meternos en las sendas, dejando al resto continuar por la pista con el objetivo de llegar al Vértice Almeces por asfalto… ¿Se acuerdan de “Dos hombres y un destino”? Pues al revés, “Un grupo y dos destinos”, Los Mataos siempre hemos hecho las cosas diferentes.

Los trialeros nos internamos en un fantástico tramo de cinco kilómetros por senda que, tras un breve y leve descenso, muy bonito, coge pendiente para alcanzar el Collado de la Madera, por tramo al sol que todos agradecimos y que es precioso. Una vez arriba, pasamos al otro lado, en divertido descenso de dos kilómetros, los primeros metros con interesante caída a nuestra izquierda, después por fantástico bosque.

Lástima que tuviéramos que abortar el descenso en desvío a la izquierda, puesto que debíamos seguir bordeando la sierra, realizando el último tramo de senda en ascenso con el que coronábamos estos fantásticos cinco kilómetros.

Otros nueve kilómetros de pista venían ahora, eran solo cuatro en la ruta original pero, el año pasado, se añadieron cinco con el fin de bajar por la Cañada de Priego, que gustó mucho a los participantes, entre los cuales no me pude incluir, por lo que hoy era mi primera vez.

Cierto es que esos últimos cinco kilómetros se hacen largos, pese a la entretenida charla mantenida con los compañeros, entre los que destacaban Luis y Ramón, ambos con el entusiasmo de aquellos que llevan poco tiempo en esto, mucho más en el último caso, que trae el entusiasmo desde su nacimiento. Todo lo hace a tope.

Al fin llegamos al inicio de la Cañada, a la que entramos con expectación, muy sencillo pero rápido en su primera parte, mucho más divertido después, cuando se hace senda y comienza el curveo, con alguna piedra por ahí en medio que le da picante. Me comentaron que a alguno le picó de más aunque sin consecuencias, para eso están las armaduras.

El plato fuerte llega al final, cuando alcanzas el lecho del barranco, se pierde la pendiente y entras en un terreno muy técnico, de esos que me encantan, cabalgando entre las piedras, buscando trazadas…..me recordaba mucho al barranco de Campix en Sierra Espuña, casi de trial.

Tanto lo estaba disfrutando, y tanta atención me requería el barranco, que dejé atrás el track algo más de cien metros, siendo avisado por los gritos de los compañeros que, de no ser oídos, me hubieran llevado a terminarlo. Así de bien me lo estaba pasando, estaba en pleno éxtasis bttero.

Tristemente tuve que volver sobre mis pies para alcanzar a mis compañeros, que se disponían a salir del barranco por corto tramo de senda muy vertical que todos realizaron a pie excepto servidor, que escuchó decir que aquello era imposible subirlo y quedó picado en su orgullo, quedando el último para probarlo y demostrar que sí se podía, aunque llegara arriba con las piernas tiritando.

Por cierto, en casa descubrí que apenas me quedaron doscientos metros para acabar el barranco y que, una vez fuera, es facilísimo volver a enlazar con la ruta y por senda, mucho más sencilla que el corto tramo que hicimos para salir… ahí lo dejo, para quien me quiera acompañar la próxima vez.

Una vez fuera del barranco y de nuevo en senda, vienen dos kilómetros en ascenso, los más complicados los primeros metros, más técnicos y todavía con el recuerdo del gran esfuerzo recientemente realizado en las piernas, que me amagaron con rampas. Afortunadamente, disimulé bien tras la exhibición, pasó rápido el momento y pude hacer el resto de la ruta con toda normalidad.

Se trata de un tramo en el que suelen aflorar las debilidades de cada uno y a Rafa se le veía mirar el GPS con excesiva frecuencia, fruto de una caída de energía creciente y unos rezos desesperados para que cambiara el perfil en la pantalla.



Trescientos metros de pista y última senda del día, la del Aguilucho, el plato fuerte, de 9.5 kms de longitud….sí, sí, casi diez kilómetros de senda, han leído bien. Pero bueno, no se me entusiasmen tanto, que hay que subir el primero por unas zetas que remató a más de uno.

A partir de ahí, la senda es absolutamente espectacular, puesto que se inicia un descenso que siempre es suave en pendiente pero por una senda muy bonita y ratonera que te incita a meter plato, bajar piñones y lanzar la bici, haciendo de la bajada algo divertidísimo, venga dar curvas, venga levantarte y volver a acelerar, con algunas curvas que se las traen y que obligan a tirar de freno con ganas, siempre tratando de evitar el derrape.

Alguno llegó con tanto entusiasmo a las revueltas que comentaba después haber visto aparecer al “biker de la curva”. Cuentan los lugareños que se trata del espíritu del último que se pasó de frenada por aquella fantástica senda. Tengo la impresión que todos los meses hay un espíritu nuevo ocupando el lugar.

Por mi parte, la disfruté muchísimo, llegando incluso a ser agotadora en la segunda mitad, cuanto tras tanto acelerar, frenar y tomar curvas, comienzas a darte cuenta que empiezas a reaccionar un pelín más tarde, tomando las curvas con menos solvencia y a tener algún que otro pequeño fallo y derrape….las manos comenzaron a notar el cansancio.

Además, en el último tramo, comienza a tornar la bajada desde una senda limpia a otra más amplia pero con mucha más piedra, teniendo intercalado un paso por diez zetas muy divertidas, en una de las cuales aproveché para parar y sacar fotos a los compañeros, agazapado en una curva. Hubo suerte y salieron muy bien.



Retomé el ritmo una vez pasaron los primeros, cediéndome Ramón el paso, al cual le agradecí el gesto, para volver a colocarme en otro corto tramo conocido por estar absolutamente roto, con lo que vas cabalgando sobre la piedra fijándote principalmente en no realizar un mal apoyo delantero que te haga un extraño y te haga caer o salirte fuera. Tres bikers pasaron mientras estaba allí apostado, solo dos tuvieron foto, el último sobrevivió de milagro y, por un momento, pensé que caería en mis brazos. No sé si yo le habría recibido con el mismo mimo con el que él trata a su batería.

Pequeño repecho tras este tramo, que deja muerto al valenciano, mientras vuelvo a ir adelantando compañeros hasta el tramo final, donde están esperando los primeros a que cruce un rebaño de cabras, con lo que reagrupamos todos mientras descubrimos que el grupo principal de “Los Mataos” ya está en el bar, a nosotros nos queda poco.

Me vuelvo a colocar en cabeza para el tramo final, que nos deja en la casa forestal “La Calera”, con un pequeño salto final que realizó José Manuel con una solvencia inusitada, la misma con la que pasó el tramo roto de las piedras, dejándonos a todos con la boca abierta.



Ramón no lo vio venir, por lo que decidió volver a subir para hacerlo con esas ganas que le pone a todo; por tanto bajó como un búfalo, a la velocidad de la luz, tanta que apenas tuve tiempo de darle al botón de la foto, cogiéndolo en el encuadre de milagro mientras escuchaba un montón de derrapes y gritos a mi espalda. Afortunadamente ninguno dijo “ay!!!” sino que fueron muchos “uyyyyy”. Le puede el entusiasmo.

De ahí a los coches solo quedaban dos últimos kilómetros de descenso por asfalto, entretenido en su inicio por sus curvas, más tranquilo al final por atravesar el pueblo. Una vez en los vehículos, fuimos a buscar el bar por unas calles estrechas, demasiado para alguno, que dejó que su furgo estableciera contacto directo con las paredes del pueblo. Se dice que el roce hace el cariño pero tampoco es necesario tomarlo tan literal. No fue extraño comprobar que el chapista del pueblo lleva un Mercedes.

Ya en el bar, nos acoplamos al almuerzo de los veteranos, descubriendo pronto nuestro error puesto que no podemos competir con ellos en almuerzos, demasiados años de entrenamiento en sus estómagos. La cara de horror del camarero lo dijo todo.

Pasaron por nuestra mesa platos de calamares, champiñones, butifarras, chorizos, salchichas, panceta, rabo, oreja….y afortunadamente quedaron sin venir las ensaladas y los huevos fritos, suponemos que por piedad del cocinero con nuestro cardiólogo, ante la avalancha de colesterol allí tomado. Muy rico todo aunque bastante lento. No fue de extrañar el precio pagado pero, para lo que comimos, estuvo justificado.



Fue el punto final a una gran ruta rematada con esa última senda que es un regalo, que se disfruta como pocas. El año que viene repetiremos y a ver si consigo que me acompañe alguien a terminar ese barranco, total, por doscientos metros…


La resta de fotos. https://www.facebook.com/rafel.vidalsoler/media_set?set=a.10155924902821138.1073741924.560231137&type=3&uploaded=14

21/2/18

Una rulaeta

Hui he eixit a pegar una volteta amb la bici, feia 15 dies que no l'agarrava.... PUTO CONSTIPAT!!!!! El vaig agarrar a principis de desembre i encara no l'he soltat. No se quants litres de mocs pot generar una persona.
Una vegada he deixat a les xiquetes a escola, vaig i em canvie. Son les 9'30 quan comence a pedalejar, tampoc vull fer-ho massa llarg.
Puge per La Gaveta cap al Port i em desvie per la Senda del Portalet.

Baixe cap al túnel de Canals fins arribar a l'antic port. Remunte un poc i baixe per la Senda del Port. Empalme amb el Barranc dels Cinc Germans i quan arribe al Camí de la Palla.... cap a casa. Toca pujar el Port de l'Olleria. Una vegada estic dalt puge un poc per la pista de la creueta fins agarrar la Senda de la Llosa... i cap abaix per La Gaveta. Baixe per la Senda de la "xicane" que no havia pogut baixar mai..... en esta bici es una altra cosa yihaaaaaaaaaaaa!!!! continue fins arribar al poble a les 11'45 i.... 21 km jajajajaja
Volta curta però disfrutona. Dutxa i a dinar per anar a currar.

18/2/18

Sumacarcer

Ruteta amb moto.... i d'estreno de la nova montura de Moran. Una BMW RT, o siga..... una mobleuve... un armari roper amb sofà i rodes.
Cap abaix està molt núvol i amb perill de pluja, així que decidim anar cap amunt. Agarrem un poc d'autovia i ens desviem cap a Sellent i Sumacarcer i fer-se un Sepionet.

Mentre estem esmorzant ve Edu a saludar, els de Bocairent també han vingut ací. També he vist a Ruben de Xàtiva amb la bici. Desprès de l'àgap anem direcció Navarrés, Quesa, Bicorp. Per ací està la carretera un poc banyada així que anem tranquils cap a Millars. Parem baix del pont i tornem a moure al poc de temps. Arribant a Dos Aigües ens agarren unes motos i fem la pujada darrere d'ells.... Vicent va amb una ma medint a una kawa jajajajaja. Una vegada dalt peguem la volta en la rodona i al baixar parem a un mirador per a vorer passar les motos.
Estem una bona estona parats i al decidir anar-se'n..... la moto no arranca, fins i tot s'apaga el cuadre de mandos. L'hem empentada però no l'he pogut arrancar. S'ha ofert un xic a arrancar-la i l'ha posat en marxa. Així que tornem a baixar cap a Dos Aigües i sense parar cap a Llombai, Carlet, l'Alcudia i autovia fins a casa. menys mal que he pogut arribar sense problemes.
No m'ha donat cap avís de que estava mal, ni hui ni els altres dies. Menys mal que no va ser la setmana passada amb la dona jajajaja

11/2/18

Fira de l'Embutit Requena

Com ve sent habitual.... este cap de setmana tocava anar a Requena a la Mostra de l'Embutit. Ademés he anat amb Maite que tenia que estrenar el nou regal, uns guants calefactables.
Volia anar cap Ayora per Enguera però com hem eixit una mica mes tard del previst per fer-se un cafenet, hem anat fent un poc d'autovia per Almansa. Després d'Ayora comença la part disfrutona de la carretera. Quan pugem el Port de la Xirrixana es on mes baixa està la temperatura, 6º C fins arribar a el Ponton on hem esmorzat. Maite ha arribat contenta pels guants, la pròxima compra pantalons i botes. Esmorzar típic, dos Mix.

Continuem fins Requena i anem directe al Recinte Firal per a fer la compra. De la Carniceria Mari Luz: Sobrassada de Taronja, llonganisses amb bolets, xoriç al cava i salxitxó amb nous. De la Carniceria Encarna: Llom adobat, llonganisses amb faves i alls tendres i llonganisses amb formatge blau. I també un Bollo Mediano que es una coca amb llonganisses i entreverat.
Continuem direcció Utiel i ens desviem cap a Casas de Medina. Per ací ens trobem amb moltes zones amb restes de neu, tot i que la temperatura va pujant fins els 13ºC. Arribem a l'Embassament de Benageber.

Després de passar Tuejar arribem a Chelva, intente pujar fins unes antenes però arriba un moment que s'acaba l'asfalt i es un camí de terra molt empinat.... passe!!!! baixem fins el Santuari de la Vigen del Remedio.

Una vegada a Chelva de nou parem a fer un repostatge i continuem cap a Chulilla on hem arribat un poc abans de les 14'00 hores i amb uns mes que agradables 20º. Com no tenim fam anem a pegar una passejada per a fer-ne i pugem al Castell.

Una vegada baix anem a dinar. Una de les vegades que vaig vindre amb la bici, quan vaig acabar la ruta vaig anar a fer-me un refresc i al bar feia una oloreta molt bona a arrós al forn.... així que blanc i amb botella.... Orxata!!!!

Estava bó però el que fan al Toni's està millor. I el preu també ha sigut una barbaritat.... dos plats d'arrós, refrescos, postres i tallats... 27'10 €. La pròxima vegada que vinga ja se a quin bar no anar.
Continuem ruta cap a ales 15'15 i només arribar a La Ermita agarrem cua... cotxes i motos... no les volia adelantar però es que no adelantaven ni als cotxes així que en una recta que no venia ningú de cara els he passat. Continuem cap a Bugarra, Pedralba, Cheste i direcció Godelleta cap a Montroi, Carlet i l'Acudia. Fem un tros d'autovia i com encara es prompte.... per Xàtiva cap a la Serra Grossa. Passem Bellús, Alfarrasí i arribem a casa a les.... i quilòmetres.

 Finalment no hem arribat ni als 400 km. La tornada amb una temperatura molt bona. Mapa de la ruta.

I ací l'arsenal que hem comprat.




5/2/18

Neu Alcoi

Com sempre..... copie i pegue la crónica de Carlos. 

Llegamos a Alcoy entusiasmados por la nieve que lo rodeaba: desde el mismo lugar donde dejamos los coches se veían el Alt de les Pedreres y el Pico del Águila nevados, con el Barranc del Cint separándolos. Desmontamos rápidamente, pensábamos que haría más frío, seguramente la emoción nos mantenía calientes, como un quinceañero-pajillero en el día de su estreno.
Llega Rafa, Chemari poco después y finalmente Jose, realizando las oportunas presentaciones y decidiendo la ruta a realizar, por terreno bastante desconocido por mí, íbamos a la Carrasqueta pero desde el lado de Alcoy. Fue una pena que no nos pudiera acompañar Esther, fruto del gran compañero que tiene como pareja. Dicen que el secreto de una relación es compartirlo todo y Chemari se lo toma al pie de la letra, comparte hasta los virus. Habrá que explicarle que siempre hay una excepción que confirma la regla.
Comenzamos atravesando la ciudad para, a la altura del Collao, escuchar un grito que resultó provenir de Nando, que se acercó a saludarnos. Gran alegría nos dio verlo, tanto a mí como a Leo, que también le conocía y hacía mucho tiempo que no veía.
Retomamos cada uno con su ruta pero, a la altura de la cafetería de Les Set Llunes, hacemos una rápida parada y nos alcanza el grupo de Nando, viendo esta vez a Rubén, Óscar y JR, a los que también saludamos. Lo que son las cosas, más de ocho años sin ver a Rubén y nos vemos dos veces en un mes, ojalá mantengamos la media. Lástima que no viera a Raúl, me enteré después que iba con ellos, eran tantos y, según cuentan, iba con un casco tan raro….no sé, igual se lo habría diseñado Agatha Ruiz de la Prada o King África, vete tú a saber.
Tras saludarnos, retomamos la ruta, ellos van a la Font Roja, por lo que rápidamente nos separamos. Ya en el Pont de les Set Llunes comenzamos a ver que los charcos brillan demasiado, están helados y hay alguno que incluso aguanta el peso de las bicis sin romperse, por lo que hay buena capa.
Seguimos por la Vía Verde, pasando todos los túneles, ahora fenomenalmente iluminados hasta que alguien decida volver a llevarse las luces, espero tan torpe como los anteriores amigos de lo ajeno, para salir al otro lado, al Estepar, donde al fin aparece la nieve en todo su esplendor. Estamos rodeados de un espectacular manto blanco.
Llenos de ilusión y ganas, seguimos por la Vía Verde, dejando atrás la entrada a la senda por la que solemos subir als Plans, por lo que entramos ya en terreno desconocido por mí.
Seguimos la Vía Verde durante unos kilómetros más hasta abandonarla en pista a la izquierda, dirección a La Sarga, por un camino que ahora sí, está de nieve hasta las trancas y apenas se ven pisadas de dos o tres bicis. Ya no hay hielo, solo nieve blanca, blanda e impoluta.
Este tramo es fantástico y precioso, la bici se hunde continuamente en la nieve y se hace divertidísimo, incluso a la llegada a la pedanía de Jijona, donde la pendiente y falta de grip nos hace empujar a la mayoría, comprobando que, una vez los pies tocan el suelo, se calan los calcetines y olvídate de pies calientes hasta el bar.

Atravesamos La Sarga y continuamos camino, siempre cuesta arriba y con una pista que cada vez se va haciendo más complicada, por lo que requiere de ir dosificando esfuerzo, realizar algún arreón y rezar mucho para que aguante la cubierta trasera, siendo inevitable algún pateo, hasta salir junto a la carretera nacional, donde comenzamos a ver niños jugando con sus padres en la nieve, en estampa de lo más bonita que todos hemos vivido.
Volvemos a separarnos de la carretera, internándonos en la que para mí fue una de las zonas más bonitas, la pista se interna en un bosque cuyos árboles están completamente llenos de nieve, siendo inevitable que nos cayeran copos e incluso algún puñado a nuestro paso, por el viento que va haciendo fuera. El lugar es fantástico aunque obligue a un gran esfuerzo y equilibrio rodar por allí. Leo va como si nada, dirán ustedes que la bici le ayuda, esa Turbo-Leo es una maravilla, pero el biker tiene un equilibrio que ya me gustaría a mí.
Volvemos a salir fuera, viendo la carretera a nuestra derecha para internarnos de nuevo entre pinos, ahora más bajos, metiéndonos en maravillosa senda de nieve sin pisar y continuos arreones que nos exigen, ahora sí, el máximo. Me encantó el tramo, por la cantidad de nieve que tenía, algo espectacular, y por el reto de intentar subir lo máximo posible, que también me gusta mucho.

Volvimos a acabar junto a la carretera, donde ya los niños eran legión con sus padres y trineos. Aprovechando para reagrupar y sacar algunas fotos, todas bonitas, ni yo, con mi suprema incompetencia, soy capaz de realizar una foto fea en el día de hoy.
El último tramo hasta la Carrasqueta también fue durillo, fiel reflejo fue el comenzar a sudar a chorros, cayéndome goterones desde el casco aunque, afortunadamente, la pendiente se reduce al final con lo que llegamos a la cumbre un poco más descansados. Era increíble ver la cantidad de coches que había, algunos intentando subir por una placa de hielo como si, por arte de magia, a sus neumáticos les hubiesen salido clavos. Demasiados rallyes han visto por ahí.
En mi caso, fue demasiado MacAskill porque trate de pasar la placa montado sobre la bici resultando imposible para mi escasa capacidad, por lo que comencé un cómico baile de bici-biker, dando patadas por aquí y por allá tratando de aguantarme a duras penas en pie mientras escuchaba risas a mis espaldas. No me extrañaría si alguna vez viera ese momento rememorado en Youtube, solo espero que los ingresos los repartan a medias.
Maravillosas vistas desde la cumbre, terrorífico viento el que nos acompañaba, que nos dejó tiritando y con ganas de salir pitando de allí. Menos prisas tenía un simpático señor que se empeñó en fotografiarse con nosotros, anonadado por ver ciclistas de montaña por allí.

Los que también estaban deseando que saliese todo el mundo pitando, eran los agentes de la Guardia Civil, que se desgañitaban por megafonía indicando a la gente de apartara los coches de la carretera puesto que venía la Vuelta a la Comunidad Valenciana. Mucha suerte les deseé, aunque dudo mucho que la tuvieran para cumplir su cometido ante la gran cantidad de vehículos, padres y niños allí congregados, inversamente proporcional al terreno libre para meter los coches. Apostaría la barba de Leo a que fue imposible desalojarlos a todos.
Por nuestra parte, viendo el tiempo consumido en la ida, decidimos deshacer el camino realizado, para no hacer la vuelta demasiado larga, por lo que volvimos por lo anteriormente recorrido. Fue una bonita y nerviosa experiencia bajar con la bici por nieve, por terreno en el que no sabes dónde pisas ni cómo va a responder el grip de los neumáticos, por lo que llevas siempre los nervios a flor de piel. Es algo de lo que no te das cuenta hasta que compruebas cómo te duelen las muñecas y las manos de la tensión acumulada, seguro que si le quito los puños a mi bici, el manillar parece un joystick.
Fue divertido el regreso, comprobando que estaba desapareciendo ya parte de la nieve y del hielo, aunque no tanto como para evitar que uno de los nuestros acabar con el culo en el suelo, supongo que imitando a los numerosos niños vistos por el camino aunque sin trineo.

Una vez de nuevo en la Vía Verde, volvimos a encontrar hielo por la nieve pisada por otras bicis pero también algo de barro, aunque muy poco. Los charcos helados se convirtieron en agua y, una vez de nuevo en los túneles, el hecho de no tener que dar apenas pedales hizo que el frío se nos fuera metiendo en el cuerpo, mucho más por el fuerte viento encontrado en el Pont de les Set Llunes, que nos dejó tiritando, por lo que llegamos a los coches con muchas ganas de ponernos al solecito mientras otros se cambiaban para ir al bar.
A Chema le comenzó a pasar factura el frío tras una semana malo de gripe, por lo que comenzó a sentirse mal, algo que quedó muy patente en su cara y su voz, que se fueron apagando. Aún así, aguantó hasta llevarnos al bar, donde le dejamos que fuera a casa a recuperarse y a cuidar de Esther, ahora con gripe. Espero que no fuera la enferma la que tuviera que atenderlo a él.
Por nuestra parte, un fantástico almuerzo con Jose, coincidiendo un momento, casi al final, con Berto, que hoy no pudo salir, tras el que volvimos a casa con la alegría de disfrutar de una ruta divertidísima y llena de nieve, que supuso mi estreno en tan blanco elemento y que, tengo la impresión, no será la última vez.
Agradecer como siempre a Chemari y Jose que nos dejaran acompañarles y disfrutar de esta gran mañana, también a mis compañeros, por compartir conmigo esta bonita aventura. Espero que la próxima vez sea también con Esther, a la que deseo pronta recuperación para que se tome la “venganza” prometida. Ponte buena, Esther !!!