Copie i pegue la CroniCarlos....
L’Orxa es un destino tradicional de “Los Mataos” al que acudimos año tras año por ser un lugar de gran belleza y, cómo no, haber conseguido una gran ruta con el paso de los años, desde el recorrido inicial por La Safor y la Vía Verde hasta descubrir el Benicadell y dar un importante salto de calidad en el recorrido que, en esto momentos, ya es ideal. Aunque seguro que nuestro sherpa ya está buscando forma de sacarle un poquito más de punta, loado seas Elías !!!
Once “Mataos” nos plantamos en el lugar de salida habitual, la rambla que atraviesa la localidad, lugar donde dejamos los coches, y es que nos gusta el riesgo, si viene una tromba de agua, nos volvemos a casa en bicicleta. Amamos tanto el pedalear que no nos importaría alargar la ruta unos 110 kms más para volver a casa. Total, es cuesta abajo y no había traído mi coche.
No pensó lo mismo Rafa que, más cauteloso y conocedor de las riadas de la zona, decidió aparcar fuera de la rambla. Dirán que fue por sentido común, yo les diría que por vagancia, de perder el coche en una avenida, tendría que volver a subir al Benicadell en bici para legar a L’Olleria, y eso da una pereza…
Por cierto, ya le cuento entre “Los Mataos”, sección valenciana, es habitual y uno más del grupo, con un gran punto a su favor que ha facilitado su integración, es otro almorzador nato, nos ha conquistado con sus famosas fotos de entrepanes y viandas generosas. Si siguen su blog (“la meua manera de perdre el temps”) descubrirán una auténtica ruta de almuerzos, con foto y precio incluido. Oda al “almorsaero”, le llamaría yo…
También cuento como parte del grupo a Reme, esposa de Julio Sr y madre del Jr, de la que su hijo ha sacado su afición a apuntarse a un bombardeo, no tanto la de los chistes malos, que ella sufre mucho más que nosotros. Es una bendita y sufridora, todos los que nos llegan han pasado antes por sus pobres tímpanos y todavía conserva su salud mental. Todo un mérito.
Una vez en la salida, decidimos partir el grupo por la mitad, los más trialeros hacia Beniarrés, los más prudentes hacia La Safor. Nos encontraríamos en el almuerzo, que esta vez prometía más que nunca puesto que el Samaritano había descubierto el “conill espatarrat” de Gaianes y ya lo tenía reservado.
Casi me ahogo en mis propias babas solo de pensar en el festín que nos esperaba al regreso, ya lo conocía de la tradicional ruta del “C.C. Bocairent”, el Presi casi se ahoga también de pensar en un conill espatarrat pero por otros motivos distintos al gastronómico. Esa perillita que gasta seguro que haría buen trabajo.
Por tanto, quedamos Domingo, Rafa, Luís, José Manuel, Elías y yo para iniciar la ruta camino de Beniarrés, enlazando con la Vía Verde del Serpis a la altura del apeadero de L’Orxa bajo la atenta mirada de las ruinas del Castell de Perputxent, que domina la zona.
Tranquilo transcurrir por la Vía, que sirve para entrar en calor, charlar y bromear hasta que Rafa se nos para de golpe y se le escapa la palabra maldita…. la batería !!! ….trató de explicarnos que procedía de la luz que llevaba en la bici pero ya no nos fiamos, hoy en día hacen unos motores la mar de pequeñitos y, ante la exhibición que vimos después, comenzamos a atar cabos. Dice que es atmosférico redomado, yo creo que cada vez menos.
Pasamos por el túnel que pasa bajo Beniarrés para atravesar la localidad en busca del Assagador de Salem, lo hicimos en dos grupos, el primero pasando por delante del bar de “La Piscina”, encabezado por el bocairentino, al que, ya saben, le pierden los bares. Lo suyo es vicio.
El assagador de Salem es un subidón cementado corto y potente que enlaza con la pista de l’Ombría del Benicadell, que realizamos acompañados por helicóptero de emergencias, bomberos y guardia civil. Un poco “tronaos” estamos “Los Mataos”, pero tampoco es para tanto y la escolta policial se agradece pero no es necesaria.
Indicar que se produjo en este tramo un hecho que todavía nos hizo sospechar más del batericidio de Rafa, y es que nos pasa rallymán a toda leche, buscando hacer una exhibición que quedó en petardo de feria puesto que apenas nos pudo sacar unos metros….. ¿Y quién salió a por él?..... Rafa !!!.... o el rallymanismo lo está poseyendo a marchas forzadas, o le dio al botoncito y el motor se puso en marcha. Algo está cambiando.
Una vez en la pista de l’Ombría, la dejamos inmediatamente a la izquierda para realizar la senda de la Font de la Gota; me gusta mucho, es muy bonita y sencilla de ciclar salvo un par de curvas con cierta complicación. Como hoy había grip suficiente, las pude completar todas y salieron buenas fotos de los compañeros superándolas. Alguna se dejó Domingo pero es que considera que su e-Crafty necesita una autopista para girar, así de larga es. Su mujer no se quejaría de lo mismo.
Acabamos saliendo de nuevo a la pista de l’Ombría en busca de la trialera de “Les Fontetes”, con un inicio bastante roto que mejora bastante tras el paso por la casa abandonada, también las vistas, que se vuelven increíbles, se trata de una senda estrechita y preciosa que transcurre por la ladera de una montaña que domina todo el valle. Me encanta.
El punto más divertido se encuentra poco antes de llegar al merendero, donde salieron buenas fotos de los compañeros y tuvimos un momento vintage, al pasar un par de ciclistas, a pie, con bicis que parecían sacadas de los años 90, no acabé de ver si los neumáticos eran Tioga, pero más de 1.90” no tenían.
Una lástima que, en la última curva, Elías aterrizara en el suelo y golpeara su palma de la mano, quedando dolorida y mermándole el resto del día. Gajes del oficio.
A partir del merendero, corto tramo de pista para volver a coger la senda hasta Rafòl de Salem, muy larga y divertida, donde casi nos llevamos para el almuerzo una ardilla “espatarrá” y que culminamos con el corto tramo de senda de l’ermita de Sant Blai, divertido y suelto, donde José Manuel demostró ser un modelo profesional, parando y sonriendo mientras miraba a la cámara. Menuda evolución desde esa sonrisa “esmirriá” que hacía al principio, en cuatro días es portada de alguna revista de bicis.
Así, culminamos un total de seis kms de bajada, más de cinco por senda, una pasada, estando en plena celebración cuando se nos acercó un señor a preguntar cómo llegar a Villena, mirándonos con estupefacción porque algo lejos se encontraba, le dirigimos hacia Ontinyent mientras nos extrañábamos de que todavía existiera gente sin navegador… ¿Qué será lo próximo?¿Qué haya gente sin Smartphone? Cuanto troglodita queda por el mundo !!!
Ante las horas que se estaban haciendo, Rafa nos sugiere llegar a Castellò de Rugat por asfalto puesto que ganaríamos mucho tiempo y solo nos quitaríamos pista y una senda sin interés. Agradecimos le quedamos y probablemente lo hagamos más veces. No tanto le agradecimos el ritmo infernal que puso, que nos llevó a todos asfixiados mientras no dejaba de acercar la oreja a su bici esperando escuchar en cualquier momento el zumbido de su motor.
Al atravesar la localidad nos indica Elías que le molesta la palma de la mano y que, ante la dura y física bajada de l’Assagador de la Cova, prefiere volver a L’Orxa por carretera. Fue una dolorosa pero necesaria despedida, tiempo tendremos de volver.
Nosotros entramos de nuevo en la tierra pasando frente al Terrer dels Alonsos, en busca de la senda que trascurre por encima del Barranc dels Barandanos, de lo mejorcito del día, senda técnica y corta que se inicia en ascenso y finaliza con un corto tramo de bajada muy chulo, junto a la Font de Villagrasa. Lástima que solo tenga 500 metros de longitud, de tener un par de kilómetros, sería la bomba.
Llegamos a Aielo de Rugat, que cruzamos en busca del Camí de les Revoltes, que nos llevará hasta el Collado de Martinent, se trata de una subida de unos tres kilómetros cuya parte más dura se encuentra al inicio, donde el terreno está más suelto y la pendiente es mayor, justo en la zona de “Les Revoltes”, que son unas cuantas y marean si no vas fino.
A partir de ahí, la pendiente mejora, mucho más el piso, pasando a una zona muy bonita que domina todo el valle, muy parecida a la pista de l’Ombría del Benicadell, y que finaliza en una caseta con merendero, donde se da por finalizada la subida. La batería de Rafa comenzó a colapsar y quedó un pelín rezagado, la próxima vez se traerá una más grande.
Seguimos y giramos a la derecha en busca del Camí del Collado, que pasa junto a la casa del mismo nombre, de la cual sale una prometedora senda cuya entrada nos enseñó Rafa y en la que Elías ya trabaja para incorporarla a futuros tracks, verán como lo consigue.
A nosotros nos quedaban los últimos metros hasta coronar el Collado de Martinent para iniciar el vertiginoso descenso por el Assagador de la Cova, una pista de tres kilómetros que, en la práctica, resulta ser un sendero por lo estrecho del carril ciclable, todo que queda fuera es un auténtico campo de minas.
Se trata de una bajada muy, muy divertida y completa, con un punto físico importante, no tanto de brazos para los que ya estemos acostumbrados a trialerar, dado que la pendiente no es muy fuerte y la bici puede correr, sino para las piernas que, en mi caso, acabaron muertas, sentándome un par de veces para darles un poquito de oxígeno. No la recordaba tan divertida, me encantó, aunque acabé cansado, fundidos llegaron Rafa y el resto.
Ya solo quedaba el retorno a los coches por la Vía Verde del Serpis, que abandonamos por Les Deveses para entrar a L’Orxa con unas caritas de satisfacción total, donde ya se encontraba Elías, mucho más tranquilo porque lo suyo solo fuera un golpe, la muñeca estaba intacta.
De ahí, corriendo a Gaianes, donde ya nos esperaba el resto, a darnos un festín con el conill espatarrat. Fue una comida divertidísima y disfrutada por lo delicioso del plato que, sin duda, repetiremos en próximas ocasiones.
Yo ya estoy deseando volver, seguro que en octubre…