Copie i pegue la crònica de Carlos.
Todo lo bueno se hace de rogar, y si no
pregúntenle a sus esposas, verán como no quieren carreras en sus
corridas. Más de tres años habían pasado desde que hicimos esta ruta y le tenía más ganas que un tronista a un plató de Telecinco.
La recordaba como una ruta muy técnica, y así fue, aunque se nota el
poso que vamos cogiendo con las rutas y trialeras realizadas desde
entonces, llevamos mucho enduro en las manos y, esta vez, ya no tuve la
sensación de ir jugándome el bigote en cada bajada. Lo que está de moda
es la barba.
Eso sí, como soy un hombre de costumbres, seguí
comprando una parcelita en los Platillaos, sigo pensando que es una zona
de clara expansión urbanística y que se revalorizará en el futuro,
tengo buen olfato para ello, compré sellos en el Fórum Filatélico,
pagarés de Nueva Rumasa, preferentes de la CAM, acciones del Popular y
un pisito en Seseña. Me han hablado de invertir en mascarillas y vacunas
para el Covid pero no les veo futuro.
Y tras años y años
acosando a Rafa para repetir la ruta, al final fue Santi quien ayudó a
dar el empujón definitivo; conocedor de que el bocairentino es amo y
señor de las sendas de la zona, quiso quedar con él para que le mostrara
cosas nuevas y qué mejor que los Platillaos para ello, los máximos
representantes del turrón duro de la contornada. Solo era cuestión de
saber si tenía buena dentadura, el señor es mayor pero no tanto y un
buen casco ayuda, la experiencia mucho más, es un biker curtido en mil
trialeras, literalmente.
De Santi indicar que, aunque parezca
mentira, se ha convertido en el Tinker más famoso de España, desbancando
al Lute de lo más alto del podio, algo impensable hace unos años. El
éxito de su canal de YouTube (Kenevo Bike Xtrem) ha sido el culpable de
ello, gracias a los fantásticos vídeos que cuelga, bajando trialeras el
ritmo de un “ostia, nano” en los pasos complicados. Suscríbanse que si
le consigo diez me invita a almorzar.
A las 7:30 estábamos
todos listos en el lugar de salida, además de Santi, Rafa y servidor,
nos acompañaba Enric, un ejemplo de lo difícil que es ser profeta en
tierra propia, al igual que Rafa. Vive en Benigánim, muy cerquita de
Quatretonda, Plà de Corrals... zonas con unas trialeras de montaña
fabulosas para practicar enduro, pero resulta que a los del pueblo les
gusta el rally y le miran como a un bicho raro. Ver para creer.
Eso es como ser de Tarifa y que te vean distinto por gustarte el
wind-surf, o que estés liado con Irina Shayk y que te guste hincarle el
diente cada noche, o cada cinco minutos. La gente tiene unos gustos más
raros… afortunadamente, la ruta permitió ponerle en contacto con Rafa,
otro incomprendido en su pueblo, y siendo vecinos seguro que no es la
última vez que salen juntos.
También venía el Gula, cuyo mote
se le atribuye al hambre de trialera que tiene, también de almuerzo, de
cerveza…. como también la tenga sexual, tendrá a la mujer bien contenta,
aunque espero que esa ansia no se convierta en apresuramiento, sino la
volverá a tener de morros.
No la debe tener muy contenta
Andrés, que venía con su Haibike pero encaprichado con la Norco Range,
le brillaban los ojitos con solo nombrarla. A su mujer no le brillarán
tanto en cuanto sepa lo que le cuesta, aunque siempre se dice que las
mentiras piadosas son admisibles, sobre todo si ahorran un disgusto a la
afectada. Le dirá que cuesta la mitad pero por hacerle un favor a su
costilla.
Por cierto, siempre tuvieron fama los Tinkers de ser
bikers rudos y comepiedras, tipos con barba curtidos en trialeras
imposibles y cuyas rocas apartaban a mordiscos. Hoy se me ha caído el
mito, nada más empezar, cuando ya empezaron preocupados porque se les
había olvidado la cremita para el sol. Es que tengo el cutis muy fino,
decía uno. Si el Fary levantara la cabeza…
Iniciamos la ruta
buscando el Port de l’Ollería, llegando como en ocasiones anteriores a
través del Camí dels Caputxins, La Foia del Port y La Venta, en ascenso
constante y suave, que aprovechamos para nuestras charlas acostumbradas,
que si el cuadro aquél, los nuevos neumáticos probados. Al final
acabaré catando el Michelin E-Wild, todos hablan maravillas de él.
Ya en el Port, entramos en la tierra y el ascenso de verdad, aunque
este primer tramo es corto, hasta la Creu de L’Ollería, quedando un poco
asombrado por la cantidad de gente caminando que había por allí. Venía
un día de mucha calor y la gente madrugaba para evitarlo. Comencé a
pensar que lo de la cremita no era tan mala idea.
Ya en la
Creu, disfrutamos de las bonitas vistas de L’Ollería pero no desde el
banco que han puesto para ello, puesto que estaba ocupado por
senderistas, por lo que directamente nos calzamos las protes y me
adelanté a fotear en la trialera dels Caçadors, de la que tenía un
fantástico recuerdo.
Lo que no esperaba es que los primeros
metros fueran tan trabados, toda la trialera lo es, pero es
especialmente dificultosa al principio porque no tiene pendiente ni
ritmo, llegando a apoyar algún pie para poder pasar. En cuanto coge
pendiente, todo es mucho más fácil.
Disfruté mucho de ella pese a que su pendiente no es excesiva y lo trabada que es, que obliga a trabajar mucho. Es una bajada técnica y de manos, no exenta de repechillo a mitad de recorrido y una “V” inversa come-platos, único punto donde puse pie al pasar puesto que a mi plato grande ya le faltan cuatro dientes y está harto de tomar sopas con ajo.
Fue una bajada rápida y del tirón, de unos novecientos metros, que supuso la presentación de las trialeras de la ruta, todas técnicas, aunque esta quizá la más trabada por tener menos pendiente y muchas más curvas. Me encantaría volver a hacerla.
Pero claro, una vez realizado el descenso, tocaba volver a subir por pista hasta enganchar de nuevo la que habíamos soltado al inicio. Fue un ascenso a buen ritmo hasta el cruce de ambas, donde comprobamos que ahí delante teníamos la trialera de Les Gasolineres, a la que lanzamos dos besitos en busca de mejor ocasión. Otro bajadón de resoplar, con paso chungo al principio y muy complicada en su segunda parte, a la que a la fuerte pendiente y falta de grip, se une un reguero tremendo que la hacen emocionante.
La dejamos para otra ocasión puesto que a nosotros nos tocaba ir recorriendo la Serra Grosa, que separa L’Ollería de Canals, localidad que estaba al otro lado, en otro valle precioso que dominabas desde la altura. Pasamos por la Penya de l’Àguila y els Morterets, sobre una pista que estaba en muy buen estado y que se dejaba ciclar con facilidad hasta coger senda a la izquierda que te lleva en dirección a la cantera de la zona y a cuyos pies transcurre la senda de Aníbal.
Se trataba de una senda ascendente y técnica que te hacía resoplar con ganas en atmosférico si la querías hacer del tirón, para los eléctricos les resultó un “poquito” más fácil. Lo cierto es que logré llegar arriba sin echar pie a tierra hasta encontrar mojón a la derecha que marca el inicio del Platillao III. Comenzaba el turrón.
Me adelanté para buscar lugar donde echar foto y recordé un inicio menos limpio que la otra vez, si bien es lo más limpio de toda la bajada. No es hasta que subes un pequeño repecho cuando empiezan las piedras, con una pendiente buena y divertida. Sabía que había pasos mucho mejores más abajo pero paré a fotear en losa porque igual me cogían los galgos antes de llegar a la mandanga; se veía gente muy rápida en el grupo y a mí me gusta tener contenta a la parienta.
Por allí pasaron los valencianos como
alma que lleva el diablo y seguí con la bajada, disfrutándola mucho
aunque siempre con la sensación de que me parecía mucho más fácil que la
otra vez, no tuve que resoplar tanto y mi corazón me lo agradeció. Hay
tramos empinados y con piedra suelta pero permiten recuperar la bici
después y algún escalón chulo, con curvas…. muy divertida trialera y con
más ritmo que la primera en sus 1.5 kms de recorrido hasta el Barranc
del Salido, si bien los trescientos últimos ya son por pista.
Y
con la diversión en nuestras caras teníamos que volver a L’Ollería para
subir otra vez a la pista de la Serra Grossa y volver a cruzarla hasta
el Platillao II, así que nos lo tomamos con tranquilidad.
Fue
un regreso bonito, enlazando mucha senda arbolada, y también divertida
por la zona más técnica del Barranc del Salido, que no acabó bien por
descabalgamiento inesperado de Santi, que le provocó un mal apoyo de la
pierna izquierda y tirón en el gemelo. La edad es muy mala pero los
malos apoyos son peores.
Por cierto, advertir a los científicos
que ya pueden dejar de buscar el origen del pequeño temblor que se notó
en la zona sobre esas horas, se habla de un epicentro en Antella pero
deben revisar mejor sus cálculos, fue en el Barranc del Salido de
L’Ollería donde se inició, así fue la fuerza con la que se apoyó Santi
en su pierna izquierda, las eléctricas pesan mucho, un casco con cámara
también y el mochilón endurero de un biker con compresor, ni les cuento.
Para ayudar en su recuperación, apareció Andrés muy rápido con cremita
anti-inflamatoria, a la que se presentó como voluntario para su
aplicación mientras yo buscaba un palo de un metro para que se apañase
con él, y es que los Tinkers se cuidan mucho entre ellos, quizá
demasiado. Vi excesiva delicadeza en su aplicación y masaje, así como
deseo en el apoyo de Santi en la cabeza de Andrés.
Si Ang Lee
se llevó el Óscar por “Brokeback Mountain” en 2005 y está pensando en
una segunda parte, le sugiero la historia de dos Tinkers en la sierra
valenciana, “Brokeback Mountain Biker”. Un Óscar ya tiene asegurado,
aunque hoy se quedara en su casa por la calor. Otro mariquita.
Pues bien, tras la escena de alto voltaje vivida, reanudamos la marcha
con la esperanza de que Santi se pudiera recuperar y seguir con la ruta,
nos quedaban dos trialeras más, aunque pronto fue evidente que iba a
ser difícil, el subidón de testosterona de la escena de la cremita se
iba disipando y las molestias quedaban.
Aun así, tuvo el arrojo
de completar el segundo bucle y aguantar hasta el Platillao II, donde
nuevamente me volví a adelantar en busca de la foto. En esta trialera no
hay tramo liso, empiezan las piedras desde el principio aunque lo más
bonito está en su parte central, que se inicia con varios escalones
donde paré a fotear en zona muy pedrolenca, estrechita y con bonita
caída a la izquierda.
La verdad es que disfruté mucho de la
bajada y, al igual que con el III, recordaba algunos pasos de la otra
vez e incluso dónde me paré a fotear y dónde estuvieron apostados los
demás. Me trajo grandísimos recuerdos.
Y entre ellos estaba el
último paso, lo más técnico que tiene la bajada, donde aquella vez
Chemari hizo un “clonk” con la horquilla en el escalón de entrada que no
terminó en guantazo de milagro y el único punto, en curva abierta a la
izquierda esquivando una roca, donde tuve que echar pie al suelo.
Esta vez venía decidido, pasé perfecto el escalón de entrada y, en
lugar de escoger la trazada exterior de la curva, que me dejó sin salida
hace tres años, decidí coger el interior, demasiado interior, porque se
hace un escalón muy alto y con salida perpendicular a la izquierda, que
resultó en una clavada de rueda delantera y compra de parcelita sin
velocidad.
Es lo que tienen los pasos técnicos, riesgo de
caída pero con menos consecuencias por la falta de velocidad. Rafa fue
testigo de ello pero no dije nada a los demás no fuera que vinieran con
la cremita, se les veía con excesivas ganas de sacarla.
En
fin, la próxima vez no debo cerrar tanto la trazada para no forzar tanto
el manillar en el escalón y dar más espacio a que la rueda delantera
ruede, está claro que en el medio está la virtud salvo que estés en una
orgía, donde es mejor ser furgón de cola.
Fue una gran
trialera, peleona pero con pendiente suficiente para mantenerte con buen
ritmo, que disfruté mucho en sus 1.3 kms, si bien los últimos
doscientos son de pista hasta salir de nuevo al Barranc del Salido junto
a la Casa del Platillao, que es la que da nombre a las tres trialeras
de la zona, si bien la original ha quedado destruida por el mal uso de
las motos y la posterior erosión del agua.
Ante la hora que ya
era, con la amenaza de no encontrar bar donde almorzar en l’Ollería a
partir de las once, lo cual hizo sudar al Gula mucho más que el calor o
las subidas y bajadas realizadas, unido a las molestias de Santi,
decidimos dejar la bajada del Barranc de l’Alegre II para otro día,
encaminándonos a L’Ollería por la Casa del Salido, tras la cual
encontramos rampa que le supuso al sherpa varias críticas negativas en
Tripadvisor, las mismas que tendré yo en cuanto los Tinkers lean mi
crónica.
Último tramo de senda bonita y boscosa hasta subida al
asfalto en l’Assagador de Bellús por la Font de la Ponta, por el que
hicimos el retorno al pueblo por la senda del Caputxins.
Eran
las 11:25 cuando llegamos al punto de inicio de la ruta y,
efectivamente, los peores temores del Gula se hicieron realidad, en el
primer bar que preguntamos no nos querían dar de almorzar, era demasiado
tarde. El hombre pasó más miedo que en la visita de un inspector de
Hacienda. Parece que en este pueblo los bares encienden los fogones con
billetes de quinientos euros. Deben ir muy sobrados de pasta.
Afortunadamente, Enric puso en marcha su radar busca-bares-con-almuerzo
que, en combinación con Rafa y la ayuda de unos viejecitos locales, dio
como resultado un bar donde almorzamos bien y muy divertidos, con el
Gula tan contento que sus pezones se pusieron como escarpias mientras
nos explicaba sus amoríos con el guarda forestal de Llombai. Ahí veo
cremita.
Fue un almuerzo en el que Enric aprovechó para
explicarnos las diferencias entre un guarda forestal y el Seprona con la
misma claridad con que Coco nos enseñaba las diferencias entre un
pringao y un “señor, sí señor”, mientras Santi se aplicaba hielo en el
gemelo disgustado porque Andrés no se ofreciera a ello, y es que el
Tinker no hacía más que pensar en su nuevo amor, la Norco.
Rafa y yo lo pasamos genial con tan buena gente, espero que quieran
repetir y que Rafa me avise, puesto que alguien ha de realizar
testimonio escrito de tan magnífica mañana.
Bajo un sol
abrasador salimos a la calle y nos despedimos, deseando una pronta
recuperación a Santi y una feliz adquisición a Andrés. Al Gula y Enric,
espero verlos pronto, imagino que Rafa no tardará mucho en ver al
segundo puesto que viven cerca.
Por mi parte, sabe Rafa que en
cuatro días estamos juntos de nuevo, es mi Scotch-Brite, yo no puedo
estar sin él. Hemos quedado pendientes de hacer las trialeras de turrón
blando de la zona, pronto volveré a ello y seguro que encontramos más
gente para el acontecimiento.
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