27/5/18

Long Travel Enduro Banyeres Xàtiva

Hay que reconocer que el bocairentino sabe cómo ponerle un buen nombre a una ruta, domina como nadie el marketing Bttero, si alguien te pregunta si te apuntas a una Enduro Long Travel, no hay más respuesta que un sí rotundo. El pobre Julio picó también, lástima que una lesión de última hora impidiera completar el grupo.
Esta bendita locura creada por Rafa, supone un recorrido lineal, no circular, de 72 kms que transcurren desde Banyeres a Xàtiva, pasando por todas las sendas y trialeras habidas y por haber, un espectáculo de recorrido. Imposible meter más en menos: Rambla Vinalopó, Cavalls, Arrel, Tarongers, Enginyers, Covalta, Gasolineres, DH Novelté y DH Castell de Xàtiva. Dicen que lo bueno si breve, dos veces bueno pero, no se engañen, cuando algo es muy bueno, cuanto más mejor.
Tras resolver los problemas de logística que plantea una ruta con inicio y final tan separados, a las nueve de la mañana estábamos en el Polideportivo de Banyeres preparados para iniciar la ruta, que no puede comenzar más fácil, bajando hasta la Font de la Coveta, donde se sitúa el nacimiento del rio Vinalopó y paramos a realizar las primeras fotos.

Remontamos por su divertida rambla, algo de pista, e iniciamos la Senda dels Cavalls en busca de la ermita de Santa Bárbara, donde volvimos a obtener recuerdo bajo su famoso árbol.
Pequeño tramo de pista y buscamos la primera trialera del día, de bajada a Bocairent, en esta ocasión visitaríamos la del Arrel, puesto que ya conocíamos la de La Mola y La Sarsa. A Rafa siempre le gusta presentarnos sendas nuevas, es una manía que tiene y bien que se la agradecemos.
Nos calzamos las protes con la Ermita del Santo Cristo allá al fondo, cuidando de que todo nos saliera bien e iniciamos la bajada, se trata de un kilómetro muy divertido por senda estrechita que no es difícil aunque sí tiene un par de pasos más delicados. Lo más característico que tiene es la pendiente, que es mucha y obliga siempre a llevar los frenos bien cogidos para evitar que la bici se desmadre. Tengo que reconocer que me gustó mucho, y eso que las otras dos que ya conocía ponían el listón muy alto.
Ya cuando íbamos terminando, Rafa nos desvía a la izquierda para volver a remontar un tramo, con algún corto pateo de por medio. No sabíamos dónde nos llevaba hasta que llegamos a un enclave maravilloso, dominado por una celestial poza rodeada por la senda que llevamos, el agua no puede ser más cristalina y se alimenta de la Font del Teular, es la Bassa de les Alqueries y tomarse un bocata en aquel lugar supone un aliciente más a la ruta. El lugar es precioso de verdad.

Tras los veinte minutos del disfrutado bocadillo, deshacemos el camino hasta la trialera para retomar el descenso a Bocairent y dirigirnos hacia uno de los platos fuertes del día, el Barranc dels Tarongers, al que llegamos tras un par de fuertes repechones que nos obligan a empujar la bici un poquito puesto que tenemos la sangre acumulada en el estómago, en mi caso por la Nutella.
El Barranc dels Tarongers es un trialerón completísimo y mega-divertido, donde su gran característica son los escalones de piedra natural, muchos, muchísimos, donde hay que llevar un poco de cuidado en no meter la rueda delantera donde no debes, todo salteado con alguna zeta complicada y algún corto repecho de por medio.

Llamar la atención sobre corto tramo donde la venida del agua destrozó la senda y obliga a buscar el trazado original donde, una vez encontrado, retomo la senda mientras miro hacia atrás tratando de advertir a Julio hasta que, de repente, me di un golpetazo en la cabeza tremendo con la rama de un árbol. El pobre casco quedó ligeramente abollado, mi mente mucho más. No afectó a mi grado de tontuna, puesto que ya es máximo.
Una vez fuera, salimos a la carretera para cortísimo tramo de asfalto por el que pasamos junto als Pous Clars para, rápidamente, dejar el asfalto en giro a la derecha que nos mete entre casas de campo y senda para buscar el cementerio de Ontinyent con el fin de iniciar la Senda dels Enginyers, que me hizo gran ilusión por ser una de las más famosas de la zona. Ya había realizado alguna pequeña parte, nada que ver con lo de hoy.
Preciosa senda que transcurre con Ontinyent al fondo, inicialmente de subida y con algún tramo de apretar los dientes, muy bonita siempre, hasta que alcanzas la altura y vas llaneando por la ladera de la montaña. Cinco kilómetros recorrimos nosotros aunque nos comentó Rafa que un poquito más podríamos haber apurado.

Y es que nosotros la dejamos para ascender por pista hasta el Alt del Torrater y el Pla dels Carros después, donde iniciamos corto descenso para volver a buscar la senda ingeniera hasta la llegada a la zona de la Covalta, con nuevas y divertidas sendas que salpimentamos con una “Variante Precipicio”, o sea, senda estrechísima que transita junto a la Séquia del Port, con una considerable caída a la izquierda.
Corto remonte hasta pasar junto a un viejo molino y nueva senda de bajada que nos deja en Atzeneta d’Albaida, donde paramos a comer, son las 13:30, llevamos 36 kms y es imposible hacer más senda, el asfalto y la pista apenas los hemos tocado. Se diría que le dan alergia a Rafa.
Reparador plato combinado, regado con aquarius de sabores, incluso de cebada, en el que comentamos lo bien que lo estamos pasando y el mérito de enlazar tantas y tantas sendas. Tras una hora y veinte minutos de divertido descanso, retomamos la segunda mitad de la ruta, queda lo más cañero.

Los doce kilómetros siguientes sirven para enlazar Atzeneta d’Albaida con l’Ollería, que transcurren entre carreteras vecinales y pistas, donde lo más destacado es el cruce del Riu Clarià, que hacemos a pelo, sin puentes. Menos mal que Rafa ya había estado reconociendo el terreno y había encontrado un vado medianamente ciclable. Las cámaras estaban allí apostadas por si alguien decidía darse un chapuzón, salieron desilusionadas.

Bordeamos l’Ollería por su izquierda, enlazando nuevas sendas hasta La Gaveta, un clásico del lugar, senda muy entretenida y que recuerda a la que transcurre a los pies del Ponoig. Salimos a pista, justo donde finaliza la trialera dels Caçadors, de fantásticos recuerdos, e iniciamos el ascenso hacia la Creu de Bocairent, a la que no llegamos puesto que nuestro objetivo estaba un poquito antes: la trialera de les Gasolineres.
Se trata de una trialera que solo había hecho en una ocasión, nueve años atrás, dejándonos un fantástico recuerdo. Habíamos comentado con Rafa la posibilidad de volver aunque siempre nos indicaba que había sido pasto de las motos. Y así sigue.

Nosotros la iniciamos con muchas ganas hasta que rápidamente llegamos al paso más delicado de la bajada, un gran escalón que dejé estar. Probablemente podría pasar de haberle tirado pero no era el día. Estas cosas las ves rápido.
A partir de ahí, la senda coge mucha pendiente y se pone peliaguda, está suelta y tiene una serie de curvas cerradas que requieren de mucho cuidado y concentración. Es lenta pero me encantó. Comencé a divertirme mucho, muchísimo. Esta primera parte dura unos 500 metros.
Después comienza a acentuarse el paso de las motos, han formado un par de regueros más profundos que impiden pasar y se acumulan las piedras sueltas, todas de buen tamaño, que van rompiendo el ritmo ya que, además, comienza a acumularse el cansancio en los brazos puesto que la pendiente siempre es muy fuerte y la trialera obliga a muchísima concentración. Esta segunda parte se disfruta menos y a Julio no se le vio nada cómodo, no sé si Rafa repetirá….a mí sí me gustaría, cabezón que es uno.
Corto tramo de asfalto para buscar el Barranc dels Cinc Germans, observando a nuestras espaldas la enoooorme pendiente de la trialera de les Gasolineres y, tras pasar el entretenido barranco, nos dirigimos al próximo objetivo del día, el DH de Novetlé.
Pero para ello hay que ir remontando, primero por asfalto, el último kilómetro por pista hasta la entrada, donde encontramos a un biker que nos advierte de lo complicado de la bajada. Con más ilusión la iniciamos.
Pero el biker tenía razón, el comienzo es de armas tomar, un DH en toda regla, con multitud de roca y un doble escalón tremendo que no intenté por ver con claridad que el plato no pasaba el segundo. No lo vieron así Rafa y Julio, este último incluso con monoplato, ambos pasaron pero dejaron un poquito de metal en la piedra, con unos pasos más abrirán surco. Lástima no haber podido realizar foto, el lugar valía mucho la pena.

Pequeño pateo ante la imposibilidad de montar hasta llegar a zona más civilizada, tampoco tanto, en la que retomamos la marcha a dos ruedas pero siempre atentos porque el terreno no es nada fácil, teniendo que bajar en dos curvas muy complicadas. El DH lo finalizamos en la senda del cementerio de Novetlé, la senda de Marcos para “Los Mataos”, que disfrutamos muchísimo hasta la llegada a Xátiva, donde ya se intuye el fin de la ruta.
Remonte por asfalto hacia el castillo, evitando las escaleras puesto que Rafa va muy agotado y Julio mucho más, por mucho que quisiera disimular. No llegamos al castillo sino que a la altura de la Cova dels Lleons, paramos para iniciar el DH del Castillo, divertidísimo enlace de tramos de escaleras, alguno de las cuales tiene unos peldaños con una profundidad que asusta. Los bajamos todos salvo dos escalones que parecían socavones. Necesitan paracaídas.

De nuevo en la carretera, remontamos hasta la ermita y nos volvemos a dejar caer hacia Xàtiva, completando por senda el final de la ruta hasta la llegada a la Font dels 25 Dolls, cuya agua nos supo como nunca y puso el punto final a una épica ruta de casi 72 kms, 1.615 metros de desnivel positivo acumulado….y más de 2.000 de bajada.
Son las 18:25 de la tarde, han sido nueve horas y media de ruta inolvidable, de una bendita locura que la mente bocairentina decidió crear en algún momento de euforia, sin duda excesiva. En alguno de esos fantásticos momentos que hacen grande el MTB.




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