7/12/20

Miradors Catón i Viso. Enduroland

Hacía ya tres años y medio que Rafa tenía clavada una espinita con Enduroland y por fin hoy se la pudo quitar, a lo grande, disfrutando de un rutón de enduro del de antes, con grandes paisajes y buenas sendas, estrechitas, rodeadas de vegetación y sin que haga falta matarse en algún paso ni correr como locos. Enduroland bebe de la esencia del enduro.

 
Y es que Rafa y yo fuimos pronto a visitar el proyecto, hacía muy poquito que se había creado y ni siquiera tenía todas las rutas actuales, escogiendo la unión de los recorridos 3 (Peñarroya) y 5 (Peñas de Santa María) para nuestro estreno. Fue una preciosa ruta pero que tenía menos picante que la relación amorosa de los protagonistas de “Médico de Familia”.
Yo tuve la suerte de volver con Enrique, año y medio después, cuando a la fantástica compañía se unió el descubrimiento de la Senda Los Ibáñez (Ruta 6), el Barranco del Lobo (Ruta 7) y el Morrón de Campos (Ruta 12) que, ahora sí, me hizo descubrir la realidad de Enduroland y quedarme prendado del lugar. El Embalse de Arenoso presidió mi Facebook durante mucho tiempo.
Y llegaron más viajes, con “Los Mataos”, donde descubrí las trialeras de Almorocho Express (Ruta 2), y con los “Bikers de l’Alcoià”, cuando descubrí el fantástico Morrón de Olba (Ruta 8). Cada vez me gustaba más, me creó más dependencia que el Scotch-brite.
No es de extrañar pues, que el bocairentino, aprovechando unos días de vacaciones conjuntas, me propusiera ir a Enduroland y descubrir, por sí mismo, que aquello te lleva al enduro de siempre, al que conocimos en nuestros inicios. Somos vejetes, endureros old-school, nos criamos con las ruedas de 26” y cuando ni siquiera había tijas telescópicas. Sabemos que Tomac no es una marca de kétchup ni Frischknecht comida para gatos.
Y como es habitual, muchas veces para su desgracia, me permitió escoger la ruta a realizar y lo tuve claro desde el primer momento, la ruta nº 9, Miradores de Cantón-Viso, de la cual tenía grandes referencias. Ojalá tuviera más tino que para escoger la lotería de Navidad.
A las nueve de la mañana nos plantamos en Puebla de Arenoso, con ganas de comenzar y echarnos unas piedras en los bolsillos para evitar salir volando por el viento huracanado que hacía. Teníamos confianza en que el monte nos resguardara de la ira de Eolo pero no las teníamos todas con nosotros.
Cruzamos el pueblo, bajamos por unas divertidas escaleras y atravesamos el embalse por un bonito puente musical. Era curioso escuchar las notas que emitían los barrotes de la barandilla por el efecto del viento. Si graban un ratito, les quedará un bonito CD para las salas de espera del dentista.

 
Ya del otro lado, primer rampón por senda, muy duro y que gira a la izquierda en dirección a La Monzona, por la senda de La Tejería, dura en su inicio pero muy bonita, con el embalse de Arenoso a tu izquierda. Un inicio para disfrutar de las vistas y resoplar.
Cuando suavizan las rampas y recuperas el resuello, curva a la derecha y de nuevo a bufar, en corto ascenso hasta el Camino de las Viñas, que enlazamos con el de los Almorochos hasta su alto, tras unos tranquilos pero largos 6.5 kms de ascenso.
Pero es que llegan ahora unos espectaculares 7.5 kms de senda, en entretenido descenso primero, cierto llaneo después junto a una carretera y bonito ascenso final hasta el Mirador del Cantón, donde disfrutamos de unas maravillosas vistas de la zona, con los buitres al acecho, esperando el despeñamiento de alguno de nosotros. Hoy no tuvieron suerte pero se les ve bien alimentados.

 
No quiero dejar escapar la oportunidad para destacar la grandísima senda que allí te lleva, con un puntito técnico muy divertido que, sin duda, convenció a los STM para su apadrinamiento. Tuvieron muy buen gusto.
Y tras el mirador, la senda transcurre por el borde del acantilado durante un trecho, haciéndola muy emocionante aunque, tranquilos, hay que ir con cuidado pero no hay pasos realmente comprometidos.
Pronto comienza el éxtasis, al coger 4 kms de bajada, muy divertida y sin excesivas complicaciones, enteramente ciclable salvo un par de cerradas curvas. De lo mejor que he hecho en Enduroland, que pasa por el Mas de Sancho, dejándonos a la altura del embalse con una sonrisa de oreja a oreja. Es apoteósica. No la olvidarán.
Nos dirigimos entonces por pista a la presa de Arenoso, que cruzamos y nos deja en la carretera que baja a Montanejos. Remontamos poco más de un kilómetros y nos internamos por la izquierda, por el Camí del Collado, muy empinado pero también arreglado, parece una autopista que facilita muchísimo el ascenso. Recomiendo tomarlo con tranquilidad.
Pequeño enlace por asfalto y nueva pista a la derecha por la Masía del Collado que nos lleva al Mirador del Viso tras 5 kms cuya única senda está plagada de vacas negras que nos dieron un buen susto. A mí me gustan las cosas ordenadas y las vacas color canela. Hay que tener muy mala baba para tener vacas de color zaino. Yo no quise levantarles el rabo para mirar si tenían otro debajo.

 
El Mirador del Viso es precioso, tiene unas fantásticas vistas de Puebla de Arenoso y su embalse, imaginándote una brutal bajada por la cercanía del punto de llegada. La pendiente se intuye acojonante, sobre todo cuando, al fijarte, ves pasar la senda por allaaaaaaaaa abaaaajo.

 
Pero mientras hacíamos hambre de trialera, decidimos visitar los nidos de ametralladora de la Guerra Civil que todavía existen en el lugar y que están perfectamente indicados, uno de ellos incluso restaurado. Fue un desvío de un kilómetro, entre ida y vuelta, que recomiendo sin ninguna duda.

 
Y llegaba lo bueno, así que protes arriba y nos dejamos caer por la senda, que se pone bonita de veras tras giro a la derecha e internada sobre un lecho rocoso de primera categoría, en el que hay que llevar un especial cuidado en cerrada curva a la izquierda, muy empinada y empedrada cuya salida también es por la izquierda. No me lo pensé ni un momento, me bajé la bici, la ostia puede ser monumental.
La bajada fue muy disfrutona y bonita, de gran pendiente en su inicio hasta llegar a potente rampa sobre tierra en la que cuesta no derrapar, a partir de la cual la senda pierde mucha inclinación pero sigue siendo divertidísima, enlazando curvas con pasos pedregosos mientras te vas dirigiendo a la Puebla de Arenoso.

 
La entrada al pueblo es triunfal, tras un rutón de narices cuya guinda son las escaleras que te dejan en la carretera y en las que hay que bajar con precaución para evitar que un coche te lleve por delante. En nuestro caso fue Rafa quien me hizo de semáforo.

 
Una inmensa alegría ver a Vicent justo al terminar la ruta y junto a nuestros coches, con el que pudimos charlar un ratito, cambiar impresiones y expresarle nuestro agradecimiento por el trabajo tan magnífico que hace para que nosotros disfrutemos de estos momentos.
Es increíble ver la cantidad de desagües que tienen las sendas para evitar los regueros, en un trabajo inimaginable cuyo resultado está ahí. Las sendas están perfectas. Por nuestra parte, contribuimos un poquito, quitando un pino de la senda de los STM y alguna que otra piedra al fotear. No nos cuesta nada hacerlo y le evitamos un buen desplazamiento con herramientas a Vicent.
El punto final a la ruta lo pusimos en el bar “La Puebla”, con su precioso mirador sobre el embalse y una parrilla que nos mantenía la mar de calentitos, en la que nos brasearon un entrecot y un secreto ibérico del tamaño de una sábana. No me quiero imaginar cómo sería el cerdo, incluso comencé a preguntarme si habría hipopótamos en el embalse y si su carne sabría a porcino.


 
Disfrutamos de una rica comida y a buen precio donde las anécdotas del día salieron a relucir, así como los planes para la próxima ruta, que sería muy próxima y de escándalo. 
Por fin se quitó la espina Rafa, ahora no querrá salir de allí.


Ací la resta de fotos. https://www.facebook.com/media/set/?vanity=rafel.vidalsoler&set=a.10158698104216138

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