La Bikerent, versión 2.0, reedición del rutón de mi vida, organizado por Rafa y acaecido seis años y medio antes. La ruta más épica de mi vida por mor del recorrido e incluso la lluvia, mi primer día de bici-montañismo, recuerdo que fui mitificando con los años, muy merecidamente por lo que he vuelto a comprobar hoy.
Tras nuestros respectivos accidentes, Rafa y yo llevábamos tiempo hablando de repetirla hasta que llegó el día señalado, seis valientes nos abandonamos en manos de Rafa, y de Pep, al que por fin he conocido tras dos años siguiéndonos por Facebook por recomendación del bocairentino, un gran tipo y un animal del MTB, solo con deciros que fue campeón de España de BMX y que Ricardo ni lo olía en las bajadas, os haréis una idea. Foto hay para que lo comprueben, la única que le pude hacer bajando, porque subió a repetir un paso que asustaba de verlo. Pep, espere que ens tornem a juntar moltes vegades mes !!!
Repetíamos ruta Ricardo, yo y el padre de tan tremenda criatura, cuyo concepto del MTB es, digamos, “diferent”….Bikerent….lo siento, no hay nada más patético como contar una gracia y explicarla, espero me perdonen.
Rafa no entiende de rutas normales, cuando se pone a planificarlas en su cabeza, misteriosamente desaparecen de su mapa carreteras e incluso pistas en buen estado, solo hay sendas en su cabeza y, claro, de ahí ya solo pueden salir rutas auténticas de enduro, con bajadas increíbles y subidas de Juzgado de Guardia. Tómense las cosas con tranquilidad y cálcense unas zapatillas cómodas, las usarán.
Salimos de Bocairent a las 8:20, tras dejar mi coche en la salida del Barranc dels Tarongers, puesto que la ruta no era circular. Variamos el inicio de la subida puesto que Pep se pone al mando del pelotón y nos aleja del pueblo unos cinco kilómetros con el objetivo de hacernos subir por una pista-senda muy chula, con picante, de las que me gustan a mí, con buenas rampas y muchas piedras, de las que te llevan buscando trazadas y levantando el manillar de forma ocasional.
Me dijo Pep, que estaba chulísima de bajada, anotada queda para el día en que pueda “colarla” en una de mis rutas. Fueron 2.5 kms que nos dejaron las piernas calentitas.
Salimos a una pista que nos lleva a la carretera y cogemos la consabida senda que transcurre paralela a la misma, muy entretenida, solo cogimos asfalto para cruzar la carretera, así es la alergia que sienten los locales con el alquitrán.
Nuevamente cogemos pista, pasando junto a la ermita de Santa Bárbara, que dejamos muy pronto a la derecha, para coger otro divertido tramo de senda por la casa Mingolet, cortesía de Pep, que nos ahorra un buen tramo de aburrida pista, la ruta está siendo divertidísima.
Volvemos a la pista y ahora sí, quedamos en ella hasta el camping de Mariola, siguiendo por los bancales de enfrente, en los cuales atravesamos una acequia a pie, todos excepto Pep, es increíble cómo se puede mover tan rápido en la bici en la transición abajo-arriba y no quedar atrapado en el intento. Cómo no, Ricardo probó después, sin éxito, prueba fehaciente de que el resto de los mortales debíamos cruzar a pie.
Volvimos a salir a la pista y, gran sorpresa, nos cruzamos con un grupo de bikers que subían, me fijo en un par de camisetas…..coño, si pone “pro-bikers”…..Chemari !!!!....menuda alegría!!! También llevamos unos meses siguiéndonos por el Facebook pero no habíamos llegado a conocernos en persona, es el padre de unas cuantas rutas disfrutadas con Julio. Nos saludamos, charlamos un rato sobre las rutas presentes y futuras, despidiéndonos hasta un futuro no muy lejano, en el que espero ciclaremos juntos.
Por cierto, perdón al resto de su grupo, tanta ilusión me hizo verle que no tuve ojos suficientes para ver y saludar al resto, como dijeron no hace tanto por ahí, “lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”, imaginen una cara compungida a continuación.
Reemprendemos la marcha por la consabida pista que te lleva al Mas de la Foia Ampla, previo paso por la Font del Mas dels Arbres, dejando a la izquierda la extasiante bajada de la Cava Don Miguel, que tantos recuerdos nos trae. La pista va subiendo en pendiente creciente hasta un rellano en el que solemos parar siempre a coger aire. A mí me va sobrando cada vez más ropa, ya me quité el chaleco cortavientos hace rato, esta vez me bajo los manguitos. El GPS de Eli marcaba siete grados en la sombra, así calienta la pendiente.
Tras el reagrupamiento, llegamos rápidamente al Mas, por el que entramos, pasando junto a los caballos más fotografiados del mundo, cómo estarán de acostumbrados a los flashes que incluso te hacen ojitos para que pares a fotearlos, posan y te dejan seguir. Si no lo haces te miran con mala cara, es la fama, que a todos nos gusta.
Y nueva sorpresa, cómo no, tras comentar Ricardo haber visto hacía poco a la mujer de Salva de Los Mataos caminando por la pista, nos encontramos al marido en bici, con un traje del grupo, al que hacía mucho tiempo que no veía ni saludaba.
Gran alegría nos llevamos todos, tanto por verlo como por la sarta de chistes que nos soltó en dos minutos. Descojonados quedamos todos, alguno de los nuestros debería tomar nota y aprender, que veinte chistes suyos no hacen medio de Salva, menos cantidad y más calidad, Julio!!! Comprendo que estés empezando tu carrera humorística, pero es que no te veo progresar y el sangrado de mis tímpanos comienza a molestar…
Por cierto, espero que los cazadores hubieran tomado mucha zanahoria ese día y la mujer de Salva llegara bien al camping, so pena de nuestro compañero, que le envió a zona de caza vestida de camuflaje con intención de cobrar su seguro de vida.
Al menos, algo de remordimiento tuvo, puesto que mucho peor hubiera sido enviarla vestida de conejita….tiros no sé si se hubiera llevado pero hubiera tenido que correr para salvar su vida de una horda de cazadores apuntándola con su otra escopeta.
Nos vino bien el descanso porque, a partir de ahí, comenzó lo duro de verdad, muerto me he quedado al comprobar que solo fueron 2.5 kms, infernales, casi hecho la hiel por la boca.
Lo más duro para mí fue el primer tramo, donde todavía vas con fuerzas y tratas de pasarlo todo. Fue una senda de apenas setecientos metros que cogimos por la derecha, no haciendo la senda de otras veces, que pensaba que era de la muerte hasta conocer ésta.
El gran problema de la senda es que no tiene ningún punto imposible, sino una pendiente fortísima y un grip aceptable, que te lleva a no abandonar y darlo todo hasta el final. Puse pie a tierra dos veces, en una de ellas empujé la bici cuatro o cinco metros, en la siguiente volví a montar donde estaba….pero llegué arriba totalmente reventado, menuda cara les quedó al grupo de bikers que estaba en la pista de arriba cuando me vieron llegar, jadeando como un animal, ni hablar ni saludar podía, muy bestia.
Y todo porque pensaba que seguiríamos por la pista que, con algún paso puntual de bici al hombro, es llevadera, qué iluso!!! Si es Rafa el que planifica la ruta!!! Nos llevó por otra senda criminal en la que me entregué al pateo, no había fuerzas para más alardes. Rafa no hace curvas, diseña las rutas con líneas rectas, enlazando senda tras senda, siempre por lo más corto y duro, menudo festival.
La senda finalizaba en la caseta donde la gente deja sus mensajes, ya a los pies del Montcabrer, siguiendo hacia la Font del Pouet, alternando tramos de ciclables y de porteo.
De ahí atacamos el último esfuerzo, la cima del Montcabrer, también porteando. Eso sí, a cien metros de la cima, encontramos unos arbustos que aprovechamos para resguardarnos y pegarnos un buen almuerzo, al calor de los bocatas que llevábamos, disfrutando de las fantásticas vistas que teníamos. Se distinguía perfectamente el Santuari de la Font Roja !!!
Tras el almuerzo, volvimos a echarnos la bici al hombro y acabamos lo poco que nos quedaba hasta la cima, quedándonos con la boca abierta de las vistas que teníamos al otro lado de la montaña, con Muro de Alcoy, Cocentaina, el Benicadell. Nos hicimos unas cuantas fotos, nos calzamos las protes….y venía lo mejor !!!
El inicio del descenso del Montcabrer lo hicimos en el orden inverso al que deberíamos haber hecho. Dice el buen sentido que los mejores deben salir primero pero, en este caso, viendo la muchedumbre de senderistas que copaban la cima, esperando nuestro descenso cual espectadores futboleros con la boca cubierta de pipas, tendríamos que haberlo hecho al revés.
Lo digo porque fue Pep el primero en bajar, se metió un salto sobre las piedras para empezar, para clavar freno trasero con el que encarar la bici en la curva siguiente y volar hasta el final.
Con la boca abierta nos quedados, los aplausos y vítores fueron la tónica general, hasta que se escuchó un….ahí queda eso, mejoradlo…..glups…..el siguiente fue Ricardo y la gente casi le abuchea por semejante caída de nivel, al resto no nos tiraron tomates y lechugas porque allí no habían. Bajamos todos, pero en triste procesión, con un sensación de paquetes que tardaremos en quitarnos.
Tras este primer tramo, llegamos a otro algo más complejo, que bajamos Pep, Ricardo y yo, cada uno a ritmo y estilo descendente, en mi caso en picado….me hice la bajada completa, tranquilo y a mi ritmo, disfrutándola un montón, soltando un enorme “yija” al final.
Reagrupamos y nos dirigimos a las Penyas Montesas, tras otro pequeño tramo de porteo. La bajada nada tiene que ver con la que recordaba años antes, tiene un delicado escalón de inicio para después coger una recta asfaltada de piedras que te aceleran sobre manera hasta que, de repente, te ves saltando sobre piedras importantes, aflojando y rezando para no coger alguna mal y salir por orejas, so pena de piñote inmenso.
Me calmé y reduje el ritmo, bajando el resto fenomenal, muy divertida la bajada, dejando un paso bastante complejo para otra ocasión, fue ver a Ricardo bajarse de la bici lo que me convenció definitivamente, era un doble escalón con curva a la izquierda y caída muy gorda que no valía la pena. No pensó lo mismo Pep, que nos deleitó bajándosela con una facilidad pasmosa, foteado quedó.
Seguimos bajando, notando un enorme cambio respecto a la primera Bikerent por causa de un incendio posterior, lo que era una bajada plagada de pinos se ha convertido en un cementerio de árboles quemados sobre hierba corta con algún arbusto ocasional, da pena verlo, sobre todo si sabías cómo estaba antes. La senda sigue siendo divertida y técnica.
¿Y dónde sale la senda? Pues a Serrelles, a la dura senda del final, por la que remontamos estando el terreno muchísimo mejor que cuando estuvimos por allí en julio del año pasado. La senda es dura y técnica pero, teniendo más grip, la disfruté muchísimo más, dejándome apenas el final de una subida.
Cayó un paso que no había podido hacer en ninguna de las dos ocasiones previas. Estaba disfrutando muchísimo de la ruta, divirtiéndome sin parar en cada bajada, en cada subida, todo muy técnico.
De Serrelles salimos a la pista que te lleva del Mas de la Foia Ampla al Barranc del Cint, cogiendo dirección a este último para coger la Txeca, trialera muy divertida. Como siempre, Pep y Ricardo tiran delante, bajando yo a mi ritmo, más tranquilo pero disfrutando a tope de la bajada.
Algo menos la disfrutó Rafa, que iba con el pilotito de la reserva encendido desde hace mucho tiempo, provocando el espesor del agotamiento que diera con sus huesos en el suelo, afortunadamente solo fue el golpe y no hubo secuelas. Mañana le dolerá más, en los tristes despertares de los domingos por la mañana, donde los moratones y golpes salen a saludarnos.
Nos quitamos las protes al salir a la pista, disponiéndonos a volver al camping de Mariola a comer. Cómo iba Rafa que le daban rampas solo de intentar quitarse las protes y calzarse las zapatillas. Le ayudamos a estirar y recupera el aliento, quedaba muy poco para un merecido descanso.
La vuelta al camping fue por pista, afortunadamente con poca subida y con alguna que otra bajada, divertida, salpicada de piedras, llegando pronto a la Font de Mariola y su famoso árbol, aprovechando Julio para adoptar un bidón de agua que había quedado abandonado en el lugar. Así de altruista es.
Ya en el camping nos despedimos de Pep, que decide seguir de vuelta a Ontinyent. Nosotros nos pegamos un buen bocata, regado con Coca-cola y zumo de cebada, con cafetito posterior que nos dejó como nuevos. Hora y cuarto que nos devolvió el entusiasmo hasta que Julio comenzó a contar chistes de los suyos, sonando la señal de alarma y volviendo a la bici a toda mecha para cortar las cascada de des-humor.
Está bien que Los Mataos tengamos que sufrir los desvaríos de nuestros compañeros de grupo, pero Rafa no tenía culpa ninguna, en las guerras lo llaman daño colateral….en mi vocabulario solo me sale crueldad infinita. Tanta fue la prisa con que tratamos huir que hubo quien, tras rellenar la bolsa del Camelbak a todo trapo, trató me meterla en la mochila sin taparla, ocasionando un desparrame considerable y la risa general, siendo servidor el que menos se rió, saquen sus conclusiones, acertarán….
Y bueno, tras esta fantástica primera parte de la ruta, muy dura en su inicio, muy disfrutada después con trialeras de gran empaque, venía la segunda, todavía más prometedora puesto que apenas íbamos a subir nada y venían dos trialeras de vértigo.
La primera fue La Mola, que sustituía a la Sarsa de la primera Bikerent. Paramos en su inicio para calzarnos las protes de forma muy acelerada porque el ataque de chistes malos volvió a manos de Julio, nunca vi a biker alguno sacarse la zapatilla y calzarse la prote en un mismo salto, lo que no pueda la necesidad, Rafa….
La trialera está guapísima y causó el entusiasmo general, no es tan montañera como las previas, por lo que es apta para más gente y mucho más rápida, causándome gran satisfacción comprobar que es la misma trialera que hice en junio del año pasado, siguiendo un track de “3enruta”, que me encantó. Apuntada queda puesto que volveremos con todo el grupo.
Tras las risas, alegrías del final, y la foto en la famosa “mola” de piedra, así de ingeniosos son los bocairentinos, salimos a la Font de l’Alboret, donde echamos un trago de agua y cayó nueva foto, preparándonos para la guinda y plato fuerte del día, el barranc dels Tarongers.
Un barranc al que llegas tras dos rampones impresionantes que te dejan tiritando, el primero logré hacerlo porque el lecho es de piedra y hay grip, del segundo hay que olvidarse porque está en un lecho de piedra suelta que no permite agarrar la rueda trasera, máxime cuando llevas un desarrollo muy corto por el calentón de la primera rampa.
Cogemos un poco de aire al inicio del barranc y lo que vino a continuación fueron tres kilómetros de éxtasis total, Dios, cómo lo disfruté. La bajada está chulísima, plagada de piedra y escalones que te va machacando los bíceps hasta el límite de lo soportable, alternando con un curveo constante y alguna zeta muy cerrada, que pasé bien.
A dos tercios del barranco, llegas a una zona arbolada donde la senda se convierte en pista, en la cual paramos Ricardo y yo a reagrupar y recuperar brazos, pensando que habíamos terminado, nos fundimos en un gran abrazo que no hizo sino confirmar la mágica bajada que habíamos hecho, disfrutada hasta límites insospechados.
Ricardo estaba exultante, de bajarla con una rígida con horquilla de muelle y barras plateadas, a hacerlo con su Canyon actual fue la diferencia entre, a duras penas pasarla la primera vez, con el suelo mojado por la lluvia, a disfrutarla como nunca en esta segunda, se escucharon nuestros gritos desde Ontinyent.
Las risas fueron generales al reagrupar, retomando el barranco con la sorpresa de que todavía quedaba un trecho para el final, esta vez fundamentalmente de subida, técnica, guapísima, de las que me gustan a mí y que disfruté un montón hasta salir a la pista final, donde volvimos a reagrupar para ya dejarnos caer hasta mi coche, que habíamos dejado aparcado todo el día a la salida del barranco.
Con él, volvimos los conductores a Bocairent a por el resto de vehículos para retornar de nuevo al barranc a recoger al resto del personal, saliendo dos personas disparadas a casa. Espero que sus mujeres hayan forrado de goma sus rodillos de amasar, hasta los antidisturbios tienen la “compasión” de forrar sus porras….el sábado que viene comprobaremos cual fue el alcance real de las consecuencias.
Fueron 49 kms de puro enduro, con 1.300 metros de desnivel ganados centímetro a centímetro, arrancados en cada una de la sucesión de sendas técnicas que fuimos afrontando, una tras otra, seguidos de unas bajadas maravillosas y de todo tipo imaginable, alargando la sombra épica de la Bikerent, esa maravillosa locura que una vez salió de esa mente traviesa e inquieta de Rafa, que no dudó en incluir todo lo mejor de tan extensa zona, en solo recorrido.
Fue una loca idea recompensada con una ruta que quedará en nuestros recuerdos, una ruta que afrontó sin apenas preparación por cuestiones laborales y de escasez de tiempo libre, que sufrió en muchos momentos, cuando el agotamiento lo alcanzó pero, aún así, siguió con ella, sacrificando su necesidad de descanso por nosotros.
Rafa, mai et podré agraïr prou aquests dies !!!
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