Copie i pegue la crónica de Carlos. Com sempre espectacular pel nivell de detall i pel bon humor.
Esta es la historia de once bikers y una senderista pasando la Semana Santa en una perla enclavada en la sierra de otro país. Una perla llamada San Martín del Castañar; la sierra, de Francia, provincia de Salamanca.
Cuenta la leyenda que adquiere su nombre del intento de invasión por parte de Obelix, una vez agotadas las existencias de jabalís en los bosques galos. En cuanto quiso hincarle el diente a los pata negra de la dehesa y bosques salmantinos, no hubo poción mágica suficiente para evitar que lo echasen a patadas.
Esta es la historia de un biker que rodó tres días seguidos con un dedo índice luxado, un vasco con la moral de un alcoyano. Nuestro guía sin paraguas, le bastaba su dedo de Hulk.
También es la historia de Spider-woman, la escala-paredes, hasta las cabras lo pasaron mal para seguirla por el monte. Fue con la esperanza de hacernos ver que aquél no era terreno para bicis y volvió pensando que no se las quitaría de encima para nunca jamás. Lo siento, el vasco seguirá investigando.
Es la historia de un grandísimo amor a primera vista, de 170 mm concretamente. Tan fulminante y poderoso que su pareja no dejó arrimarse y darle besitos presa de los celos. Varias fotos hay que lo atestiguan. Al final no sé quién ganó.
Es la historia del manto de la Virgen de Agres, que protege a sus habitantes con una efectividad fuera de toda duda, aunque a ella poca falta le hace. Es la Mohamed Alí del MTB, no pasa sobre las piedras, flota sobre ellas. Sigo pensando que esa Trek está rellena de helio.
Es la historia de un biker que dice que no le gusta ninguna bici, pero que a mí no me engaña, es la excusa perfecta para cambiar cada dos por tres. Se le ve bajar muy a disgusto con la Genius. Menudo pájaro, bueno no, gusanito.
La historia de una vikinga cuyo empuje inicial va siendo sustituido por más control y cabeza, los piñotes ayudan a moderar el espíritu, afortunadamente. Disfrutó y comió piedra como nunca, descubrió que subir también puede ser muy divertido. Con esa batería, no me extraña.
Es la historia del mecánico que le faltó a Alonso, cambia unos frenos más rápido que los de Maclaren una rueda. Si los llega a hacer funcionar sin líquido, hubiera sido nominado al Nobel de MTB…¿Qué no existe? Pues se inventa. No dejó piedra que saltar, se le vio disfrutar mucho con su “Reyin”.
La historia de quien no necesita frenos para bajar, se marcó un DH con un freno trasero bridado. Pese a su nombre, se puso morada con tanta piedra.
También estaba el bocairentino, el biker amante de la montaña y senderos técnicos. Un yihadista de las sendas, en el buen sentido, no tiene que ver con su intolerancia sino con su grito de guerra.
Le acompañaba su valenciana, no una madalena sino la que disfrutó de más vacaciones, ni un solo madrugón y tranquilos paseos por el campo, aunque con excesiva atracción por la fauna local.
Es la historia de un Rey Mago, de aquél que me hizo saltar haciendo palmas al realizar el zig-zag más cerrado y empinado que haya visto nunca. Desde hoy es “Sir Biker”. Narrador inigualable, menuda pérdida para el “Carrusel Deportivo”.
Y, por último, la historia de un cojo con su coja, de la superación de la última tentación de Cristo, de la vuelta al inicio del contador. Superó LTentación de momento, el año que viene sucumbirá ante ella.
Todo comenzó unos meses atrás, donde por mor de la consabida frase de “no hay h….” comenzó a prepararse la visita a La Sierra de Francia, a San Martín del Castañar concretamente, ayudados por una serie de vídeos y fotos del organizador. Se vende bien el jodío….. y bien que se lo agradecemos.
La tropa fue creciendo hasta la docena, se encontraron alojamientos, se organizaron las rutas y solo quedaba el tiempo, que nos mantuvo en vilo hasta el final. Fue un thriller con final feliz, aunque sin necesidad de acudir a una masajista oriental. Tuvimos un tiempo excepcional mientras en Alicante se ciclaba en zodiac. Mi chubasquero volvió inédito a casa.
Iniciamos nuestra andadura el Viernes Santo, con buen tiempo aunque terreno húmedo por las lluvias del día anterior. Nos advirtieron los locales acerca del barro, nos dimos cuenta que no lo conocen, llegamos a casa con las bicis limpias. Espero no lleguen a saber nunca lo que es un verdadero lodazal. Eso de limpiar las ruedas con palitos, no es deporte local.
Atravesamos San Martín del Castañar, donde realizamos foto en la plaza
Camino del campanario (excepcional foto de nuestro E.T. color esperanza) y cogimos pista camino del Tejar de Diego Calvo, donde rápidamente quedamos sin habla, la belleza del lugar es excepcional, parece que estés en otro lugar. La intensidad del verde, desborda la vista. Increíble.
Vamos alucinando y parando a fotear cada dos por tres hasta internarnos por el Camino de Los Frailes, en el que realizamos diversas paradas a disfrutar de las sorpresas que vamos encontrando por el camino, en forma de esculturas y rocas con formas diversas. Destacaría la pluma, la ermita de Santa Lucía y el asentadero de los curas, lugares de obligada parada a inmortalizar el momento.
Lástima de algún vándalo que también ha dejado su huella, desgraciadamente hay tontos en todos los lados, en la profundidad del bosque, también.
La pista acaba saliendo a Sequeros, pequeña localidad por la que entramos junto a la ermita del Humilladero del Cristo de las Batallas para llegar a la plaza del pueblo y tomarnos un café con napolitanas recién hechas….¿Ya están salivando?.....pues imaginen cómo estaban.
Acabamos siendo la atracción del pueblo, congregándose mucha gente para ver nuestras bicis y equipamientos, puesto que coderas, rodilleras y mentoneras salieron a relucir. Y es que tocaba la bajada, que iniciamos por carretera y pista hasta que catamos la primera senda del día, un espectáculo de luz y de coloooor.
Porque el terreno era espectacular, una senda rocosa que baja a Casas del Conde con un puntito técnico pero sin gran dificultad y un verde radiactivo inimaginable para los que venimos del desierto alicantino, algo menos para los alcoyanos. Grandiosa.
Parada a realizar fotos en un par de lugares y recordatorio de que las gafas siempre deben llevarse puestas, so pena de pegote de barro en un ojo que el rey mago solo se pudo quitar tras amable ofrecimiento de colirio por parte de unos vecinos. Con tanta piedra, era importante ver bien por dónde se pisaba.
El siguiente reto fue un ascenso por dura y técnica senda hacia el Camino de los Frailes, tras pasar el pueblo, que me supuso una enorme sorpresa por tener que replantearme muchas cosas. Siempre se dice que las bicis de enduro suben poco, pero ver ascender a Joan con su Ramson me dejó con la boca abierta. Da que pensar….
Lo pasamos bien subiendo, Joan, Melchor y yo, que solo dejamos un par de puntos por hacer, dificultados por la falta de grip causada por la humedad. Con terreno seco seguro que lo hubiéramos conseguido. Habrá que volver…
La senda es preciosa y acaba saliendo a pista chulísima que, gracias a un puente de madera, atraviesa un riachuelo junto a casa con árbol dentro. Tan buenos anfitriones son los vecinos que no dejan fuera ni a los árboles.
Acabamos en el Camino de los Frailes, ahora en sentido descendente, hasta valla metálica que atravesamos por un lateral y continuamos senda abajo, por otro tramo realmente bonito y empedrado al estilo calzada romana. Muy divertido en su parte central gracias a una serie de curvas y salto final, que a todos divirtió. A algunos demasiado, imposible fotear sin salir movidos.
Ya solo nos quedaba el retorno al pueblo, avisándonos el organizador de una última subida técnica y dura que no podríamos superar. Fue un toque a zafarrancho para los tres escaladores que nos lanzamos a por ella, consiguiendo llegar al final sin echar pie a tierra. Afortunadamente no recordaron la apuesta. La comida la pagaba el que llegara arriba del tirón. Extraña manera tienen los alcoyanos de celebrar un reto. Si lo mantuvieran cuesta abajo, siempre almorzaría gratis.
Acabamos llegando a San Martín del Castañar tras solo 13 kms de ruta, pero qué ruta, apenas puedo imaginar rodar por un paraje más bonito, de un verde impresionante y cuatro grandiosas sendas que nos dejaron con la boca abierta. Solo era el inicio, al día siguiente nos esperaba la etapa reina, más de uno apenas pudo dormir, ni poniendo la espalda en el suelo.
Ací la resta de fotos.
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